La degeneración de TVE-A
Ahora que Rajoy enarbola la bandera de la regeneración, debería regenerar la televisión pública estatal
Por cada minuto que la edición andaluza de RTVE le dedica a la presidenta de la Junta de Andalucía, le dedica dos al presidente del PP regional.
De los 499 actos convocados en mayo por el Gobierno andaluz, solo cuatro quedaron reflejados en los informativos de la televisión pública. Por el contrario, de las 72 convocatorias del PP, fueron recogidas 30, casi la mitad. La desproporción a favor del PP es brutal. Huelgan más datos. Pero si tienen interés, busquen la crónica que publicó el domingo en este periódico Lourdes Lucio, en la que daba cuenta de una carta de queja del portavoz de la Junta al presidente de la corporación RTVE.
Es algo que todos sabemos y sufrimos. Desde el primer día, el PP se propuso desmantelar la televisión pública, que, con Rodríguez Zapatero había alcanzado sus mayores cotas de independencia (aunque no total). Rajoy ordenó despedir o aparcar a los responsables de los informativos, descabezar las redacciones y colocar hombres de paja al frente de las mismas. Una colección de yesman tomó el mando. Cumplieron (y cumplen) a rajatabla con las consignas emanadas de Moncloa.
RTVE regresó a las catacumbas informativas. Puso al servicio del nuevo Gobierno su poderosa maquinaria de propaganda. Lo que les ha traído la ruina, con una pérdida masiva de audiencia y una deuda insoportable. Quizá es lo que quieren. Quizá es el primer paso para su privatización o el cierre.
Pero como sucede en tantas ocasiones, los hay más papistas que el papa. Y si en la redacción central se acataban órdenes y se ponía en marcha la fábrica manipuladora, en “las provincias” algunos elevaban al cubo esa manipulación.
Eso es lo que demuestran diversos informes, desde el enviado por el portavoz de la Junta a Leopoldo González-Echenique, a otro del Consejo Audiovisual Andaluz que le recuerda que “la imparcialidad es un requisito esencial” o uno de CC OO que reclama “neutralidad, independencia y profesionalidad”.
Por ello, ahora que Rajoy enarbola la bandera de la regeneración, debería tener en cuenta que lo primero que tiene que regenerar es la televisión pública estatal.
Pero no parece que vayan por ahí los tiros. Para Rajoy, regenerar es cambiar la ley electoral para no perder alcaldes en las próximas elecciones municipales. No deja de ser chocante que hable de regenerar un líder y un partido que ocultan y silencian el caso Bárcenas & Gürtel y tiene a media clase política valenciana al borde del banquillo de los acusados.
Regenerar es otra cosa. Es transparencia, juego limpio, imparcialidad. Lo que hace RTVE-A es degenerar la profesión periodística. Lo contrario de lo que necesita una televisión pública que todos pagamos, pero que solo disfrutan unos pocos: los que la manipulan en su propio beneficio.
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