13 años y medio de prisión para el padre que dejó embarazada a su hija
La víctima, que huyó a Alemania, tardó catorce años en denunciar a su padre
La Audiencia de Girona ha condenado a 13 años y 6 meses de prisión a Manuel Muñoz, el padre que violó repetidamente y durante 16 años a su hija. La sentencia dicta que los abusos se iniciaron en el año 1978 cuando la menor tenia 6 años y que se alargaron hasta 1994 cuando tenía 21 años. El padre obligó a abortar a su propia hija cuatro veces, pero aún así la víctima dio a luz a una niña con una discapacidad psíquica severa. En materia de responsabilidad civil, Muñoz tendrá que indemnizarla con 90.000 euros. La víctima, que huyó a Alemania, tardó catorce años en denunciar a su padre y la Audiencia de Girona ha tenido que aplicar un atenuante de casi prescripción porque la denuncia se hizo casi al límite, que son quince años.
La sentencia, de la que ha sido ponente la magistrada Fátima Ramírez, concluye que Manuel Muñoz Fúnez, un hombre con carácter "agresivo y autoritario que utilizaba con frecuencia la fuerza física contra su mujer e hijos", comenzó a abusar de su hija cuando tenía 6 años. Los hechos se repitieron hasta dos y tres veces por semana sin que la niña se los relatase a su madre o hermanos por temor a amenazas de muerte.
Cuando la niña tenía 9 años la familia se trasladó de Girona a Sant Feliu de Guíxols (Baix Empordà) y fue allí donde empezó todo. Las violaciones constantes continuaron cuando la víctima tenía 12 años, período en el que la familia se fue a vivir en la localidad de Torroella de Montgrí (Baix Empordà) hasta que a los 15 años la dejó embarazada por primera vez y la obligó a abortar en una clínica de Barcelona. La familia se trasladó de nuevo, esta vez en Salt (Gironès), pero ni el embarazo ni aborto frenaron los abusos del padre. Con 18 años, la familia se fue a vivir en Figueres y la víctima se quedó de nuevo embarazada. A pesar de las amenazas "de matarla con un cuchillo", optó por dar a luz. En 1990 nació la niña con una minusvalía psíquica del 80%.
Las violaciones constantes sólo se detuvieron cuando en 1994 la chica, acompañada de su madre, se fue a vivir a Alemania, donde vivía otro hermano. Tuvieron que poner kilómetros de distancia "para escapar de su padre y evitar posibles represalias".
El tribunal de la sección tercera de la Audiencia de Girona ha dado plena credibilidad a la versión de la víctima y concluye que "es lógico y comprensible que quien ha sido víctima de una situación tan terrible desde su infancia, intentara primer continuar con su vida y olvidar el pasado" tardara 14 años en denunciar.
Las pruebas de ADN corroboran la versión. El ahora condenado se negó a dar una muestra de su perfil genético para, según dijo en el juicio, "no seguir el juego" a su hija. Sin embargo, los laboratorios analizaron el ADN de la hija que la víctima tuvo de su propio padre y contrastó con dos hijos que el acusado tuvo con otra mujer. "El índice de probabilidad de paternidad del acusado está cifrado en un 99,999%", recoge la sentencia.
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