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Barcelona recibe el verano

Los bomberos atienden 1.157 avisos y 58.000 personas celebran la fiesta en las playas

Verbena en el cruce de las calles Comte de Borrell con Consell de Cent en Barcelona.
Verbena en el cruce de las calles Comte de Borrell con Consell de Cent en Barcelona.ALBERT GARCIA

Petardos, fuego y cocas de Sant Joan han sido un año más los protagonistas de la noche más corta del año. Miles de personas se reunieron anoche alrededor de alguna de las 18 hogueras autorizadas en Barcelona para dar la bienvenida al verano. 58.000 se decidieron por la playa, 4.000 menos que el año pasado. Los hospitales y servicios de urgencia atendieron en Cataluña a 255 personas, la mayoría por quemaduras y daños oculares causados por los cohetes y las llamas. El único incidente de la velada se dio en Castelldefels (Barcelona), donde hubo 10 detenciones por una pelea en el interior de un bar en el que se lanzaron sillas y mesas y se registraron algunos heridos leves. La verbena de Sant Joan se desarrolló con normalidad en el resto de la comunidad.

A pocos metros del Auditori, Nuria y Maria José repartían poco después de las nueve de la noche la cena traída de casa sin inmutarse ante el estruendo de los cohetes que un grupo de adolescentes reventaba en el parque. Entre sus familias y las de otras cuatro amigas sumaban 30 personas y ocupaban una de las cuatro hileras de mesas que una asociación vecinal dispuso en la calle de Caspe. Lo hacen desde hace 10 años para “mantener la tradición”. “Antes, se hacía esto en todos los barrios. Lo de ir a la playa es más para los jóvenes”, aseguraba Nuria. “Aunque nosotras no hemos celebrado Sant Joan junto al mar porque en ese entonces Barcelona no tenía playa”, recordaba María José. “Siempre estaba muy sucia”. En la esquina, un montón formado por muebles viejos y hasta una escalera de madera esperaba a que fueran las 10 para arder hasta convertirse en cenizas.

Rafael Jiménez, en cambio, optó por probar nuevas experiencias. Este año, salió de su barrio, Sant Gervasi, para probar el ambiente “más animado” de la Barceloneta. En la plaza principal, donde aún estaban encendidas las brasas de la hoguera, se dedicaba a tirar petardos con su hijo de 11 años antes de dirigirse con su mujer a la playa.

A unas cuantas calles, rozando la arena, un grupo de Erasmus reía y bebía alcohol sentados en un banco. Michael York, un estudiante alemán de 25 años, explicaba en inglés que se enteraron de la fiesta a través de unos amigos españoles. Tras oír que había habido hogueras ardiendo hasta hacía pocos minutos, lamentó que sus amigos no le hubieran contado que estas eran parte de la celebración. Solo le informaron de lo esencial: ir de noche a la playa y llevar cerveza.

Los Bomberos de la Generalitat recibieron 1.157 avisos de emergencias entre las 20.00 horas de este lunes y las 08.00 de este martes, más de la mitad por pequeños incendios en papeleras, contenedores y vegetación durante la verbena. Gran parte de las actuaciones se registraron durante las dos últimas horas del día, cuando estaban activas las hogueras.

Cerca de la una de la madrugada, un par de taxistas comentaba la poca faena que les había traído la fiesta. “He hecho 12 servicios desde las siete de la noche, otros años ya habría hecho el triple a estas horas”, se quejaba José. “Deberían de haber cerrado el metro”, le decía un compañero durante una luz roja. “Me han dicho que en Pedralbes necesitan taxis pero si me alejo mucho de la playa haré poco dinero. Dentro de un rato, la gente estará cansada y querrá subir. Todo irá bien mientras no me vomite nadie en el coche”.

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Ahmed, uno de los 308 operarios encargados de la limpieza en Barcelona durante la noche de Sant Joan, recogía con una sonrisa un par de bolsas de basura mientras contaba que era la primera vez que trabajaba durante la verbena. “Llevo aquí desde las 23.00 y estaré hasta las 5.00. Una hora después entra el otro turno”. La meta era tener la playa lista para los bañistas a las 10 de la mañana. Optimista, miraba sobre el humo de los cohetes y los cientos de residuos tirados sobre el suelo de la plaza del Mar antes de vaticinar: “A las nueve estará todo limpio”.

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