Empezó el verano clásico
El concierto de Zubin Mehta que abrió el Festival Jardines de Pedralbes fue torpe y desaprovechado
Aprovechando un hueco entre las representaciones de Turandot que dirige Valencia y en medio del fragor mediático y político desencadenado a raíz del anuncio de su decisión de abandonar Valencia por causa de los recortes presupuestarios tras nueve años de vinculación con la ciudad, Zubin Mehta se desplazó por unas horas a Barcelona para, al frente de la Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino, inaugurar la temporada de festivales de verano.
Podría haber sido un buen concierto y por el lado de la pompa, el fasto y el boato quizá lo fue; en su vertiente artística, sin embargo, fue un concierto torpe y desaprovechado.
ZUBIN MEHTA
Orquesta del Maggio Musicale Fiorentino. Zubin Mehta, director. Obras de Verdi y Beethoven. Festival dels Jardins de Pedralbes. Jardines del Palacio Real de Pedralbes. Barcelona, 12 de junio.
Desaprovechado porque, teniendo a Mehta y los del Maggio Musicale en el escenario, proponer un programa integrado por la archirecurrida Obertura de La Forza del destino y por la Sexta y Séptima Sinfonías de Beethoven es de una originalidad nula y de una redundancia fatigosa. Es cierto que no había tiempo para preparar un concierto ambicioso y no había más remedio que recurrir a proponer al público un “bolo” de lujo, pero tanto el director como la orquesta tienen suficiente repertorio como para intentar algo menos trillado.
Mehta practicó aquel tipo de asegurada dirección rutinaria de alto nivel que son capaces de poner en funcionamiento los grandes directores al frente de grandes orquestas cuando abordan “bolos” de lujo. Una dirección en donde todo es canónico, todo está en su sitio, no se corre ningún riesgo y, por consiguiente, no se incurre en ningún fallo y no surge ninguna sorpresa, ni buena ni mala. La música como rutina saludable.
La orquesta es probable que tocara bastante bien, pero no se pudo saber. Una amplificación bárbara, discotequera, consiguió convertir la Séptima de Beethoven en una especie de concierto para contrabajos asilvestrados, metales furibundos y orquesta. Es por este motivo que el concierto, además de desaprovechado, fue torpe.
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