Pez recupera sus fiestas
No volverá la verbena, ni la tómbola, pero los vecinos de la 'malasañera' calle Pez celebran sus fiestas después de diez años
La calle Pez, arteria baja del barrio de Malasaña, recupera sus fiestas. Las que coinciden con San Antonio, que comenzaron a principios de los noventa bajo el empuje de la asociación de comerciantes del barrio y que dejaron de celebrarse en el 2003. Una década después, bajo una iniciativa popular y sin ningún apoyo económico, los vecinos del barrio han programado dos días de festejos que comienzan hoy.
“La calle Pez explica muy bien lo que es Madrid. Comercialmente era la Gran Vía de su tiempo hasta que desaparecieron en los años sesenta la universidad de la Calle San Bernardo y el Mercado de San Idelfonso. Ahí empezó a decaer. Luego han intentado cien veces cargarse urbanísticamente el barrio. Por ejemplo con aquel proyecto que quería hacer una diagonal de la Gran Vía hasta la Glorieta de Bilbao. Siempre intentando acabar con tanta callejuela y mala vida. No lo consiguieron, los culpables han sido los propios comerciantes que se negaron a sucumbir. Pagando las luces en navidad en la calle. O con aquel eslogan que decía: ‘Quien compra en la Calle del Pez, bien sabe lo que se pesca’. Los comerciantes fueron resistiendo. Y de ahí nacieron estas fiestas en los noventa, fueron los propios comerciantes quienes las impulsaron”, comenta el escritor Moncho Alpuente, que hará las veces de pregonero por ser vecino y nacido en esta calle. Ahora, un compendio de comerciantes y colectivos ciudadanos quieren volver a retomar esa vida y espíritu de verbena que tuvieron las festividades a finales del siglo pasado.
“Es un primer paso, un embrión”, comenta Ángel Viñales, dueño de la tienda más antigua de la calle, La Moda, una tienda de ropa infantil. Fue uno de los impulsores en los años noventa de unas fiestas que crecieron entre verbenas y grifos de cerveza en la calle. “Hoy eso es impensable. Aquí llegó a haber tres orquestas, una tómbola y hasta un barco de vapor. El que tenía la tienda enfrente del barco casi me mata”, recuerda. “Entonces el Ayuntamiento apoyaba, te dejaba hacer cortes en la calle, te daba infraestructuras para los pequeños escenarios… Pero ahora ha cambiado mucho. Este Ayuntamiento dejó huérfano de fiestas a todo el barrio en el 2003. Se han recuperado las del Dos de Mayo desde la movilización de los vecinos. Y eso es lo que pretendemos con Pez”, añade Juan Carlos González, organizador, vecino del barrio y responsable de Carpetania, asociación de profesionales dedicados a la promoción de paseos culturales en Madrid.
La programación es modesta. Hoy habrá cabezudos por la calle repartiendo caramelos a las 18.00, talleres para niños y ajedrez al aire libre. A las 19.00 Moncho Alpuente hará las veces de pregonero y contará a los presentes lo que él llama “una pequeña biografía de la calle”. Simultáneamente habrá un cuentacuentos en el patio de la Calle Madera 24, edificio de finales del XVIII donde, dicen, hubo unas casas que eran de Quevedo. La jornada terminará con un pasacalles.
“Hemos informado de todas las actividades al Ayuntamiento”, explica Viñales. “Este año queremos movilizar a los vecinos y acercar estas fiestas a una generación que no las conoció. Esperemos crecer y poder ir haciendo más cosas”, remata el promotor González cuando se le espeta que este año no hay verbena. “Este siempre ha sido un barrio resistente y revoltoso. Me gusta que se recuperen las fiestas y que sea desde abajo, eso es bonito. Son importantes para el barrio, sirven para unir a los nuevos y antiguos residentes, a los que viven el barrio por la mañana y se conocen entre todos y a esa comunidad que viene más por la noche”, recalca Alpuente.
El sábado las fiestas continuarán con un paseo cultural a las 10:45 que comenzará en San Antonio de los Alemanes, centro neurálgico de la Calle Pez. Es allí donde muchos vecinos se acercarán a recoger el pan bendecido tradicional de San Antonio. Pero la fiesta de la Calle Pez, aunque paralela a la religiosa, es laica y popular. Después del paseo la gente podrá acabar la mañana con vermú en el bar La Milana Bonita en la calle Marqués de Santa Ana, Tomar un vino y recibir un pan de San Antonio, eso sí, esta vez sin bendecir.
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