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Feijóo admite que la corrupción ha restado votos al PP y pide autocrítica

"O explicamos bien lo que estamos haciendo, o nos va a costar muchos votos"

Xosé Hermida
El presidente de la Xunta durante la rueda de prensa
El presidente de la Xunta durante la rueda de prensaÓSCAR CORRAL

Ningún dirigente del PP lo había expresado con tanta claridad como lo hizo el presidente de la Xunta y del partido en Galicia. Alberto Núñez Feijóo reconoció abiertamente que los escándalos pasaron factura a su formación política en las elecciones europeas del pasado domingo. “Los asuntos de corrupción han tenido, sin duda, un peso no menor en las personas que decidieron votar en blanco o a partidos hasta ahora inéditos, y, sobre todo, en las que decidieron no votar”, admitió Feijóo, quien añadió que los electores han dado un “aviso” a su partido y que este debe hacer “autocrítica a tiempo” sin “refugiarse” en su victoria en las urnas.

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Fijado el mensaje y reconocidos los hechos, el presidente tampoco avanzó, en su comparecencia semanal posterior al Consello de la Xunta, ninguna medida concreta para atajar la corrupción o para apartar a los militantes salpicados por los escándalos. Es más, preguntado por casos concretos, como las imputaciones de concejales de Santiago o del alcalde de Porriño (Pontevedra), Nelson Santos, Feijóo volvió a escudarse, como viene haciendo desde hace meses, en que hay que esperar a que la justicia aclare los hechos.

La explicación del presidente gallego introduce una novedad en el argumentario que venía esgrimiendo hasta ahora la dirección del PP para justificar su fuerte retroceso electoral. Cuando la secretaria general, María Dolores de Cospedal, analizó los resultados electorales, el pasado lunes, atribuyó fundamentalmente el retroceso de su partido a la crisis económica y a las medidas impopulares tomadas por el Gobierno de Rajoy. Solo después de que una periodista le preguntase por la influencia del caso Bárcenas, Cospedal respondió: “Causas puede haber muchas, y el asunto al que usted se refería también es una causa”. Feijóo, en cambio, se mostró  mucho más directo y argumentó que no ha sido sólo la situación económica la que ha dañado al PP. “No basta con mejorar los indicadores económicos”, indicó. “Eso es imprescindible, pero hay que recuperar también la ilusión de los ciudadanos por las instituciones y trasladarles que lo que estamos haciendo es lo que harían ellos si estuvieran en nuestro lugar”. Y después de explayarse en los esfuerzos del Gobierno para frenar la crisis y lograr que la recuperación económica alcance al ciudadano de a pie, dejó una sentencia final: “O explicamos bien lo que estamos haciendo o nos costará muchos votos”.

Al margen del daño que haya podido infligir el caso Bárcenas al PP en el conjunto de España, Feijóo ha experimentado en carne propia el castigo de los electores por los escándalos que salpican a diversas instituciones gallegas. Lo han puesto en evidencia los resultados electorales en Santiago y A Coruña, dos de las ciudades investigadas dentro del macrosumario del caso Pokémon por presunta corrupción en varios ayuntamientos gallegos. En Santiago, con 10 de los 13 concejales del PP en el gobierno municipal imputados, los populares cayeron el pasado domingo 20 puntos respecto a las elecciones europeas de 2009, bastante por encima de los 14 puntos de retroceso en toda Galicia. La caída del PP en A Coruña también estuvo por encima de la media, con casi 18 puntos menos que en los anteriores comicios. Sin entrar en detalles, Feijóo admitió que para su partido revisten especial preocupación las zonas urbanas, donde situó sobre todo el aumento de la abstención, que interpreta como un “síntoma” del descontento ciudadano. En el conjunto de las siete ciudades gallegas, solo la suma de las tres fuerzas de la izquierda rupturista, AGE, Podemos y BNG, ha superado en votos totales al PP.

Ya el pasado lunes, en el primer comité de dirección del partido tras las elecciones, el líder de los populares gallegos aleccionó a sus compañeros sobre la necesidad de hacer frente a la corrupción, según asistentes a ese encuentro citados por Europa Press. Pero, al margen del discurso, Feijóo no anunció ninguna medida concreta ni tampoco especificó en qué aspectos debería centrarse esa autocrítica que preconiza. Preguntado si el PP debería adoptar una nueva estrategia para responder a la corrupción o apartar antes a las personas bajo sospecha, el presidente enunció dos principios ya conocidos: él, como líder del partido, debe actuar “conforme a lo que dicte la conciencia” y “cuando uno cree que hay que tomar decisiones” ya que, añadió, “existen cuestiones que son muy discutibles desde el punto de vista de la presunción [de inocencia]”.

En cuanto se le plantearon casos concretos, el discurso del presidente tampoco se apartó mucho de lo que ha venido defendiendo en los últimos meses. Aplaudió la dimisión de uno de los concejales imputados en Santiago, Adrián Varela, presentada al día siguiente de las elecciones. “Es una decisión sin duda personal, pero estoy plenamente de acuerdo con ella y me alegro. Ha acertado con este acto de responsabilidad”, señaló. El presidente incluso llegó a decir que la dimisión de Varela, que lleva un año imputado, ha sido “inmediata”. Y aprovechó para resaltar que en otros partidos no se producen ceses como ese “cuando también hay concejales e incluso alcaldes imputados”, pese a que el PP cuenta regidores en la misma situación, como los de Santiago, Porriño y Carballiño, que tampoco han abandonado sus cargos.

En el caso de Porriño, cuando un periodista le recordó que el propio presidente local del PP y concejal de Obras, Manuel Carrera, ha acusado ante al juez al alcalde, Nelson Santos, de falsificar facturas por valor de decenas de miles de euros para pagar por trabajos inexistentes a una empresa afín, Feijóo optó por la prudencia. “De momento, es un testimonio contra otra”, alegó para justificar que el partido no vaya a tomar medidas por ahora. Eso sí, mostró su “sorpresa evidente” por la insólita situación de ese municipio.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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