El belga que secó la lluvia

La climatología no pudo resultar más adversa y la lluvia, que parecía enviada por la competencia, hizo acto de aparición en repetidas ocasiones, incluso amenazando con su insistencia una suspensión. Pero el público aguantó, y ello sirvió para que en la fiesta inaugural del Primavera Sound, seguida en el Parc del Fòrum de Barcelona por una multitud que superó las 10.000 personas del año anterior, obtuvo su premio. Lo entregó un mestizo de madre belga y padre ruandés que responde por Stromae y su actuación, una juerga electrónica y popular, marcó el hito de la jornada. Tanto, que la lluvia no pasó de anécdota que el público recordará como complemento de la actuación de Stromae que, iniciada con retraso por el chaparrón caído tras la actuación de Flames, provocó que todo el mundo olvidase la humedad que abrazó todos los cuerpos posibles.

La jornada comenzó con la asistencia mirando al cielo y temiendo lo peor. Sobre las cabezas del gentío que se acercó a los conciertos gratuitos de la fiesta de bienvenida, un combate entre nubes color estaño y nubes color claro se dirimía sin vencedor claro. De tanto en tanto caían algunas gotas evitables con paraguas incluso plegables, pero al final se impuso la predicción meteorológica y durante la entrega de psicodelia de Flames descargó un verdadero aguacero que azotó al público con viento racheado de acompañamiento. Sin refugio posible, el personal se dedicó a hacer chistes, apretarse bajo los tejadillos del Fòrum, cambiarse de ropa (sinónimo de quitarse las prendas más empapadas) y tramar relaciones inesperadas partiendo de la humedad ambiental. Quedó claro que el mejor calzado fueron las chanclas de los extranjeros, pues las pintiparadas deportivas aún no son impermeables y sus vivos colores se vieron apagados por el agua que se ensuciaba al contacto con el suelo.

Incluso la lluvia trajo imágenes de belleza cinematográfica, pues apenas se alcanzaba a ver el escenario, oculto tras un mar de brillantes paraguas que evocaban Enviado especial de Hitchcock. No sólo había belleza en esto, sino también una suerte de hermosura decadente en los rostros de las mujeres que habían visto corrido su maquillaje de ojos, que se deslizaba perezoso y terminal por sus mejillas. Lejos de esta decadencia puntual, las primeras banderas belgas, algo insólito en un festival musical, comenzaron a salir de los bolsos del público en cuanto pareció que amainaba y la megafonía anunció que Stromae sólo retrasaría su actuación.

Hechas las amistades pertinentes bajo la lluvia, el público se dispuso a bailar. Y es que el petardeo es un garante de diversión entre las multitudes, que lógicamente se agitan mejor con músicas expansivas. Es el caso del belga que secó la lluvia, un joven filiforme que recuerda a un personaje de Tintín por el vestuario que exhibió, como de colegio pijo de los años 50, con su chaquetilla de punto con formas geométricas, camisa blanca, pajarita y bermudas ajustadas de tela. Toda una pinta. Pues bien, con ese aspecto, igual al de sus cuatro músicos, diferenciados sólo por el bombín que llevaban en plan Hernández y Fernández, Stromae se marcó un concierto divertidísimo, bailable, lleno de ritmos electrónicos, eurobeat, alguna cadencia reggae, guitarras africanas, letras inteligentes, bailes dislocados y melodías impecables. Ha sido la revelación en Bélgica y Francia, países por cierto muy representados en el Fòrum, pero temas como Alors on danse, Rendez vous, Formidable o el sensacional Papaoutai se impusieron incluso con los pálidos ingleses, un poco celosos de ver cómo un belga se imponía en la bienvenida del Primavera Sound 2014. Y la lluvia tuvo algo que ver en un escenario ya no tan lleno con el pop rock de la modelo y cantante Sky Ferreida. Con chupa de cuero y minifalda fue muy aplaudida en uno de sus éxitos: You are not de one.