El PP estudia expulsar a otro apoderado por los incidentes en un colegio
Varios testigos denunciaron que “entorpeció el recuento de votos” y mostró actitudes racistas
El pasado domingo, al Partido Popular se le atragantó hasta lo más profundo un colegio electoral de un barrio obrero de Ourense. Tras alterar el orden e impedir el recuento de votos al llamar, en reiteradas ocasiones, “sudaca de mierda” a la presidenta de una mesa -de origen colombiano- y enfrentarse después a cuatro agentes de la Policía Nacional llegando a agredir a dos de ellos con el puño, según fuentes policiales, Carlos I.O. fue detenido y puesto a disposición judicial tras una noche en el calabozo. Presentaba evidentes síntomas de embriaguez, siéndole incautado además hachís en un bolsillo del pantalón. Los testigos dijeron a la policía que amenazó a los miembros de las mesas y los propios agentes denuncian que los llamó “hijos de puta” por “defender a esa sudaca de mierda”. Ayer, el juez lo dejó en libertad con cargos por presunto delito electoral y atentando y desobediencia contra la autoridad. Sin embargo no fue el único que reventó la jornada electoral.
El otro interventor que el PP envió a este colegio electoral, Francisco I. R., no fue detenido pero también “alteró gravemente el orden” insultando a la presidenta de la mesa “con expresiones xenófobas gravemente ofensivas” según la versión policial de los hechos. Estas fuentes explican que varios testigos denunciaron que “entorpeció el recuento de votos” a gritos y mostró igualmente actitudes racistas. Tras la llegada de los agentes y al ser identificado, el hombre entregó sus tarjetas identificativas del partido y moderó su agresivo comportamiento, lo que evitó su detención.
El PP ourensano, tras iniciar un fugaz expediente de expulsión contra el detenido, valora hacer lo mismo con el segundo enviado para vigilar el orden electoral. El presidente, Manuel Baltar, ha explicado hoy que “tienen confirmadas por varias vías el comportamiento del detenido” destapado ayer por EL PAÍS, pero matizó que todavía están tratando de confirmar la actitud del otro apoderado para “hacer lo mismo si procede”. La dirección provincial del partido se reunirá esta tarde para analizar lo sucedido. “Fue un gesto condenable, injustificable y por esa razón la expulsión fulminante es un hecho”, insiste Baltar.
El detenido aseguró al juez de guardia que lo interrogó no recordar nada de lo sucedido unas horas antes porque se encontraba bajo los efectos del alcohol. Desde Anova, cuyo interventor tuvo que abandonar el lugar según relató su sustituto a los agentes por la gravedad de “los insultos y las amenazas vertidas por el detenido”, no van a emprender acciones legales contra ninguno de los dos hombres. Sí valora presentar una denuncia a título personal la presidenta de la mesa que soportó insultos racistas, paradójicamente, el día de la fiesta de la democracia.
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