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Los socialistas valencianos se aferran a la caída del PP para tapar su crisis

La situación del PSPV-PSOE pide cambios que Puig no pretende hacer

Ximo Puig haciendo declaraciones antes del acto de investidura de Pascual Sala como honoris causa.
Ximo Puig haciendo declaraciones antes del acto de investidura de Pascual Sala como honoris causa.Mònica Torres

Como el conductor de un coche averiado que se empeña en hacer ver que tiene todavía impulso para llegar a la meta, los dirigentes socialistas se esforzaron ayer en ignorar que en las elecciones europeas del 25 de mayo ha ocurrido lo que ha ocurrido. El PSPV-PSOE sale más débil de esos comicios de lo que entró pese a que es la primera vez que el PP pierde su abrumadora hegemonía electoral de muchos años y se desangra en mayor medida que el principal partido de la oposición.

El secretario general del PSPV-PSOE, Ximo Puig, rechazó en unas declaraciones antes de asistir al doctorado honoris causa de Pascual Sala en la Univeristat de València precisamente que su partido haya quedado en una posición más débil en el contexto de las fuerzas con las que hipotéticamente tendría que pactar para gobernar en la Generalitat, Esquerra Unida y Compromís. “Hubo quien soñó con el sorpasso y no hay sorpasso”, señaló. “El varapalo es sobre todo para el PP, que está fuera de cualquier posibilidad de gobierno. Vamos a ejercer la parte de autocrítica que nos corresponda, pero quien puede liderar el cambio es el PSPV”.

En el seno del partido, ya casi nadie ignora que el motor no funciona. Y que se averió hace tiempo. Por no remontarnos más lejos, desde las anteriores europeas, celebradas en 2009, los socialistas valencianos han perdido paulatinamente hasta 16 puntos y, aunque ahora estén solo a siete y medio del PP, apenas superan el 21,6% de los votos, un mínimo histórico. “Se están cruzando algunas líneas rojas”, comenta un alcalde que gana habitualmente en su localidad. “En la ciudad de Valencia estamos en el 16% y a 12 puntos del PP. ¿Qué creen que nos está diciendo la gente?”.

Calabuig insiste en verse como alternativa pese al pobre resultado

La respuesta del portavoz municipal en la capital, Joan Calabuig, es a la vez sintomática y desconcertante. El resultado de estas elecciones, declaró, “confirma al PSPV-PSOE como la fuerza mayoritaria de la izquierda y nos sitúa con posibilidades de gobernar”.

“Si no cambiamos, si no transmitimos un mensaje más claro y más humilde, la gente nos dará la espalda”, afirma el mismo alcalde. “La crisis es muy grave”, sostiene un diputado de las Cortes Valencianas. “En estas elecciones nos han criticado por formar parte del bipartidismo y por promover el tripartito al mismo tiempo. Necesitamos un proyecto y caras nuevas para ese proyecto. No sé si llegamos a tiempo de cambiar la dinámica”.

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A un año de las elecciones autonómicas y municipales, los dirigentes del PSPV-PSOE se aferran a la caída del PP en el que fue uno de sus grandes feudos y a las posibilidades que se abren para articular una alternativa entre varias fuerzas de izquierda. “Ximo Puig se ha empeñado en situar al PSPV-PSOE como la pieza clave del cambio, y ha convertido la expectativa de que vamos a gobernar en un aglutinante”, reflexiona otro diputado socialista. “El problema es que los ciudadanos nos perciben como un partido viejo que no se ha renovado”.

Puig ya quemó el cartucho de las primarias antes de las europeas

¿Cómo superarlo? Las primarias eran un mecanismo para abrirse a la sociedad. Puig optó por hacerlas antes de las elecciones europeas para asegurar su liderazgo. Y fueron un éxito de participación. Pero el apoyo electoral sigue cayendo y ese cartucho ya está quemado. Los resultados en algunas capitales de comarca, como Alcoi y Ontinyent, o en ciudades medias como Quart de Poblet, Mislata, Xixona o L’Alfàs del Pi, donde han ganado, o en núcleos como Torrent, Burjassot o Xàtiva, donde la suma de la izquierda ha resultado mayoritaria el 25-M, animan a algunos cargos del partido a vaticinar que la base municipal ayudará a mejorar resultados en las autonómicas.

De momento, metidos en el proceso del congreso extraordinario del PSOE que Alfredo Pérez Rubalcaba ha convocado para el mes de julio como respuesta a los decepcionantes resultados de las europeas, en el socialismo valenciano no se esperan convulsiones ni tampoco decisiones audaces de su secretario general. “No se moverá nada”, vaticina un miembro del Comité Nacional, que será convocado para analizar los resultados y abrir el proceso de cara al congreso en el que el PSOE escogerá un nuevo secretario general. Mientras Rubalcaba ya es señalado por algunos como chivo expiatorio de los malos resultados del 25 de mayo, Puig espera que el efecto de un nuevo líder al frente de la dirección federal ayude a empujar el coche hasta la meta.

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