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Mesa 02002B

Crónica de una jornada electoral como presidente de una mesa de Oleiros

No siempre se empieza el día haciendo felices a dos personas. Ayer a las ocho de la mañana, entre otras más, dos personas se fueron contentas de vuelta a su casa desde el Pabellón del Colegio Valle-Inclán de Perillo. Eran los dos suplentes del presidente de la mesa B de la sección 002 del distrito 02 de Oleiros. El ciudadano designado por sorteo, el arriba firmante, se había presentado. No la tuvo María José Peraire, porque la titular de la vocalía primera no se presentó (al recibir los votos por correo supimos por qué: vive en Madrid). Y la tuvo en el último momento la suplente primera de la segunda vocalía. Cuando ya estaba resignada a ocupar el puesto, apareció el titular, Antón Rodríguez Reixa.

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Alguien debería decirle a los autores del manual de instrucciones para integrantes de las mesas electorales (como en general a los autores de los manuales de electrodomésticos), que es mucho más didáctico describir el proceso de puesta en marcha en el caso de que todo transcurra con normalidad, e indicar después o aparte qué hay que hacer el caso de incidencia. También sería mucho menos contraproducente para los nervios del ciudadano colaborador con la fiesta de la democracia que no deja de mirar el reloj con un ojo, mientras con el otro sigue las instrucciones (como en los manuales, son inmunes a los intentos de memorización) y con otro sentido trata de recordar el papel y los nombre de las demás personas que buenamente aportan sus ojos y sentidos en constituir las mesas. Al final, lo esencial y más difícil es localizar, extraer, distribuir y ordenar los montones de papeletas, para poner las distintas opciones a disposición del elector. Cosa nada fácil cuando son 36 (las opciones), la mayoría desconocidas. Después resulta que los interventores y apoderados –se supone- las han cambiado y las PP y PSOE (que ya estaban de primeras) están más a la vista, aunque aquello no deja de ser un maremágnum.

A las 9, constituida la mesa (mesas, en el pabellón del Valle Inclán hay siete), tal y como ha comprobado una pareja de la Guardia Civil, y con las papeletas en orden, se abren las urnas (en realidad, se les da la vuelta) y esperamos expectantes al primer ciudadano o ciudadana. El operativo es que el presidente, detrás de la urna, reciba el documento de identidad, se la pase al vocal segundo a la izquierda (Antón Reixa), que comprueba si está en la lista de electores. Si es así, canta –es un decir- su nombre y número en el censo para que lo apunte en un listado la vocal primera, María José, a la vez que devuelve el documento identitario al presidente, que requiere el sobre de voto al elector. “El elector o electora entregará el sobre de votación cerrado a la Presidencia de la Mesa, quien sin ocultarlo en ningún momento a la vista del público dirá en voz alta el nombre del votante y, añadiendo “vota” entregará de nuevo el sobre al elector o electora, que será quien lo introduzca en la urna”.

Subrayé el párrafo porque hubo un par de señores mayores –estoy hablando de “señores”, Oleiros es, entre otras cosas, un municipio residencial- que se soliviantaron un tanto cuando se les requirió el sobre: “¡Quiero votar yo!”. “Va a votar usted, pero lo tengo que coger yo, por razones que se me escapan, pero que están reguladas”. Se supone que el hecho de que los sobres pasen por las manos del presidente es para evitar que alguien meta un líquido o algo raro en ellos, así que los palpo como si fuese un vidente dispuesto a adivinar el sentido de voto. En contraposición hubo otros que expresaron su agradecimiento. “En la mesa de al lado, a mi marido el presidente no le dejó votar a él”. Un instinto innato que se transmite de presidencia a presidencia hace que siempre se les ofrezca a los padres con infantes que depositen ellos (los niños) el voto, para ir creando cantera.

De todas formas, la mesa 02002B no se estrena hasta el tercer intento. Los dos primeros venían equivocados. Y esa será la tónica del día. Quizá porque la lectura de “Distrito 2 mesa B” impere sobre la de la sección que va en medio, porque somos la que estamos en el centro, o porque es en la que está Reixa (algunos codazos son ostensibles, y hay quien le da la enhorabuena, por motivos que no se para a explicar). A última hora de la tarde, mucha gente pasa de mirar los listados de la entrada y la 02002B es la mesa de información. “Dígame si es aquí”. Entre la lista de electores y un callejero (que no está por orden alfabético) se comprueba si es aquí y si no, donde es. Salvo por eso, en nuestra mesa nunca hay colas.

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Aquella anécdota de la señora que quería votar a Franco –no es por denigrar a la profesión, pero yo creo que los últimos años era inventada- ya no se da, pero certifico que a la mesa 02002B en las elecciones al Parlamento Europeo del 25 de mayo de 2014 se acercó un señor, con el voto a la vista, empeñado en introducir en el sobre la papeleta censal. “No, el sobre es para el voto”. Introdujo el voto, y acto seguido, de nuevo la tarjeta. “No, quite la tarjeta. Así el voto será nulo”. “Boh, como diga, pero entonces, ¿cómo saben a quién vota cada uno?” Otra señora también quería introducir la tarjeta, pero era por problemas en la vista. Una apoderada del PP la acercó a la cabina. Que quería votar al PSOE.

La única incidencia es la protesta de un apoderado de Recortes Cero, que viene recorriendo los colegios electorales pidiendo la paralizaron de las votaciones hasta que los montones de papeletas se vuelvan a colocar en el orden en el que venían indicadas. Los apoderados del PP argumentan que no viene en el manual no pone nada. Llamo a la Junta Electoral: “Es usted el presidente, haga lo que considere correcto”. El problema es que somos siete presidentes y tres cabinas. Inspecciono la que tengo en frente. Reina el mismo orden que en mi mesa de trabajo. Le firmo la protesta al apoderado de Recortes Cero, la adjunto y la hago constar en el Acta de Sesión.

En cuestión de apoderados –interventores en la mesa no había- del PP había miríadas, coordinadas –ellas eran mayoría- por la diputada autonómica Tristana Moraleja, o varias iguales. En la 02002B se alternaron María Del, pontesa, que nos hizo el día mucho más agradable y ayudó más que el Manual para los miembros de las mesas electorales y una compañera de profesión a la que hacía tiempo que no veía. Hablando de apoderados, por el pabellón estaban Carlos Aymerich del BNG, y Xesús Díaz, de AGE. También pasó a saludar el presidente de la Diputación coruñesa, Diego Calvo.

Después de 12 horas, se cierra la urna. Se abren los 20 votos por correo. Votamos los 3 de la mesa. Nos disponemos a abrir la cosecha de 350 votos obtenidos. Reparo en que había mucha gente que sonreía después de depositar el sobre. ¿Alivio, educación, esperanza?

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