Mano a mano
Cró! y Guerrera estrenan sus nuevos discos en un concierto doble en Santiago
Amantes de la improvisación, amigos de los experimentos e hijos de la libertad. Cró! y Guerrera acaban de publicar sus nuevos trabajos discográficos, Pera (autoeditado) y Mauna Loa (con el sello gallego Matapadre), respectivamente. En estas semanas que distan desde los lanzamientos, las bandas ya han comenzado a pasear a sus criaturas por dentro y fuera de Galicia, pero la de hoy (20.30 horas, sala Zona C, Santiago) es especial. Es un mano a mano, un pulso sin rivalidades y de alto voltaje, al mismo tiempo. No solo porque sean amigos y porque compartan algunos de sus miembros, es que además supone la reunión de dos de las cabezas visibles de ese territorio con paisajes tan diferentes entre sí como emocionantes que es el subsuelo musical gallego.
Quizá el término underground sea ya una etiqueta sólo útil para la prensa, dada la vastedad de propuestas que incluye y el crecimiento constante de una escena, otro vocablo de difícil encaje, precaria en lo económico, llena de creatividad y en la que la seña de identidad es la que cada grupo representa. Si comparten cierta visión sobre la música, es la que está basada en la carencia de ataduras, el crecimiento artístico y la defensa a ultranza de la personalidad sonora de cada uno. Pera, el cuarto disco de los vigueses Cró!, es un puñado de canciones. Les han salido redonditas, con armonías de arquitectura canónica, suenan mejor que nunca y hasta tienen el brillo de un segundo cantante, Pablo Riveiro, de Buogh. "Nos gusta complicarnos la vida, cacharrear y buscar cosas nuevas para que nuestros resultados sean distintos; si no te retas, no evolucionas", explica David Santos, bajista del cuarteto de Vigo. Dice este músico e ingeniero de Telecomunicaciones que han buscado, a propósito, "ser menos intelectuales y tocar más el corazón". Que Mauna Loa sea el volcán más grande del mundo, en Hawái, y que Guerrera hayan tomado su nombre para su segundo disco no es una casualidad. Que cada cara del vinilo sea una única secuencia que supera los 18 minutos de duración, tampoco. "Es que en directo nos sentimos así, como un volcán en erupción", dice Luis Casanova, batería del sexteto ahora con campamento base en A Coruña. "Lo que proponemos es un viaje a través de la audición y, además, no estamos de acuerdo con el consumo tan rápido de la música que se hace ahora, porque a nosotros nos gusta escuchar discos enteros".
Ambas bandas son ejes centrales del colectivo Metamovida, fundado en 2011, para impulsar conciertos, actividades, una orquesta de improvisación y la promoción de los grupos musicales de carácter experimental fuera de los circuitos comerciales a los que ninguno de los integrantes pertenece. Hablan de "sinceridad" en contraposición al "mero negocio" y el hecho de ser capaces de llenar la sala Capitol de Santiago para una presentación más que épica de tres bandas (Cró!, Guerrera y Unicornibot) junto con la orquesta a mediados del pasado mes de enero habla de un interés creciente por parte del público. Unos espectadores que, de momento, disfrutan de toda esta pasión y de sus arrebatadores directos en una suerte de circuito alternativo formado por locales autogestionados y sin ánimo de lucro que, desde el nacimiento del Liceo Mutante en Pontevedra, hace casi tres años, han surgido en otras localidades, como Vigo (Distrito 09), A Coruña (A Casa Tomada), Ourense (El Pueblo) y A Cañiza (O Covil dos Mouros). "La base del underground son los locales que lo apoyan, porque ofrecen unas condiciones dignas", afirma Casanova. "No creo que lo que esté pasando ahora pueda llamarse escena, porque es una palabra que se asocia a un tipo de música; yo creo que vivimos un auge creativo en Galicia", sostiene el batería. El bajista de Cró! tampoco cree que haya una escena, sino ciertas condiciones: "Creo que la crisis ha empujado a más personas a la música porque le pueden dedicar más tiempo y estos lugares que son nuestro punto de encuentro como músicos y como espectadores, porque traen bandas que no pueden tocar en salas convencionales, nos permiten curtirnos y tocar casi todos los fines de semana".
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