Una empresa no especializada en ‘trencadís’ instaló el de Les Arts
Calatrava alertó de la necesidad de una “inspección exhaustiva” cada cinco años
Si hay algo en lo que coinciden todos los expertos es que la instalación del trencadís sobre la superficie metálica y curva de 8.000 metros de la fachada del Palau de les Arts es muy compleja. Prueba de ello es que la Generalitat aún no sabe cómo reemplazará el revestimiento cerámico que ha sido arrancado de la ópera de Valencia tras los desprendimientos acaecidos hace cinco meses. Diseñado por Santiago Calatrava, el edificio costó 478 millones de euros, cuando el presupuesto inicial era de unos 100 millones.
El propio despacho del arquitecto, encargado de la dirección facultativa de la obra, ya advirtió en el momento de su colocación hace 10 años que requería de un cuidado muy especial e insistía en la “sensibilidad del proceso de puesta en obra”. El informe del despacho del también ingeniero se curaba en salud alertando a la Ciudad de las Artes y las Ciencias (CACSA), donde se enclava el Palau, de la necesidad de realizar cada cinco años una “inspección exhaustiva a todo el revestimiento exterior”, según la documentación oficial consultada por la diputada de Compromís, Mònica Oltra. “Esto ayudaría a la detección de posibles problemas”, añade el informe, que apunta como principales riesgos “la rotura” o el “fallo de adherencia entre el soporte y el adhesivo”. Precisamente, esto último es lo que pasó a los ochos años de abrirse al público el edificio.
No obstante, la empresa que colocó el trencadís, Cimbra y Encofrado, SA, no estaba especializada en la instalación de esta clase de revestimientos. Y, menos aún, sobre una superficie que no es de hormigón, como es lo habitual, sino de metal, un material con un coeficiente de dilatación muy diferente del de la cerámica. Fue subcontratada para tal fin por la Unión Temporal de Empresas (UTE), formada por Acciona y Dragados para construir el Palau de les Arts, según fuentes de la Generalitat.
El despacho del arquitecto advirtió del riesgo de fallos de adherencia
Radicada en Albacete y en proceso de liquidación, Cimbra y Encofrado señala en el Registro Mercantil que su objeto social es “la construcción, reparación, obras auxiliares y conservación de edificaciones urbanas, industriales y urbanizables, así como las obras nuevas en carreteras, ferrocarriles”, entre otros. Pero no hay ninguna referencia directa a la instalación de revestimiento cerámico, como sí se contempla en las principales empresas dedicadas al trencadís, muchas de las cuales emplazadas en torno a la industria azulejera de Castellón.
En este sentido, y al calor de la polémica generada por la caída del mosaico, fuentes del sector cerámico se quejaron de que se les asociara con la obra del Palau de les Arts. Hubo una empresa que desmintió en un duro comunicado cualquier vinculación. Y la Asociación Profesional de Alicatadores y Soladores (Proalso) lamentó que los errores en una obra emblemática pudieran perjudicar al sector.
Cimbra y Encofrado ha declinado en varias ocasiones responder a las preguntas de este periódico. La empresa entró a formar parte del Grupo Cimes, en cuya página web, dentro de su Galería de Edificación, se muestran fotografías de obras importantes en las que ha participado, con especial atención a la cimentación, los encofrados y la instalación del trencadís del Palau de les Arts y de L’Àgora, también ubicado en CACSA. No hay ninguna otra imagen de colocación de revestimiento cerámico entre sus numerosos trabajos, como la construcción de tramos de AVE, carreteras, urbanizaciones o de Terra Mítica.
Dragados y Acciona tampoco han querido referirse a los problemas del trencadís. La UTE y el despacho de Calatrava alcanzaron un acuerdo para hacerse cargo de los gastos de arrancar todo el mosaico del Palau, así como los que genere la solución definitiva y de momento ignota.
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