El humor hecho canción de Antílopez

Son graciosos por naturaleza. Vienen de Huelva, pero no por ser andaluces responden al tópico de hacerse los graciosillos sin parar. Parecen cantautores y lo son, pero sin el rictus oscuro que se les supone. Se llaman Félix López y Miguel Ángel Márquez, y juntos forman el dúo Antílopez.

Por desamor al arte es el disco con el que ya se han destapado del todo y han conquistado audiencias insospechadas. Sus versos canallas, sarcásticos y que apelan a la inteligencia más que a los instintos básicos, ha cautivado a personajes más vinculados al humor que a la canción, como Buenafuente o Dani Mateo, pero su público puede estar entre los que se desternillan en un espectáculo de Faemino y Cansado o se conmueven escuchando a Kiko Veneno, al Lichis o a Tonino Carotone. Con su humor desprejuiciado, sus exquisitas armonías vocales y su claridad a las guitarras, Antílopez se presentan hoy por fin a lo grande en la sala Caracol.

Pero Madrid está movido también estos días por cumplimentar a su santo patrón, y así, en la castiza plaza de Las Vistillas se congregan hoy los fanáticos de las guitarras surferas de Los Coronas, que en un exuberante cartel doble, compartirán noche con Silvia Supersatar y Los Fabulosos. Si lo de Los Coronas es solo rock instrumental, lo de Silvia, con su estética pin up, es canción que se mira en el burlesque, el swing y el rockabilly. Antes de sus actuaciones, en Las Vistillas sonarán chulapas con Mari Pepa de Chamberi y sus chotis, y con los cuplés de Olga María Ramos, hija de la mítica Olga Ramos, la reina del cuplé, fallecida hace nueve años.

A San Isidro también le rinden culto mañana en escenarios bien distintos Revólver y La Unión. En la pradera del nombre del santo, el grupo del valenciano Carlo Goñi desgranará esas canciones de regusto rockero americano de carreteras sin fin, mientras que los madrileños celebrarán en la Plaza Mayor que ya hace treinta años que su Lobo hombre en París, acaso su canción más conocida, empezó a hacer historia.

Los ripenses, que también están de fiestas patronales, celebran mañana su primer Rivas Rock, que nace con pretensión de continuidad y de convertirse en el festival rockero más importante de la Comunidad. Representantes del rock más genuinamente madrileño como el gran Rosendo, o Porretas, forman parte de ese cartel inicial. Lo llenan también en una tarde larga que comienza a eso de las cuatro y media, Los Suaves, Gatillazo, Narko o El Último Ke Zierre, todos ellos en esa línea de rock contundente con sabor a barrio y periferia proletaria.

El toque modernito y cool lo da esta misma noche Delafé y Las Flores Azules, una rara avis del pop español que se basa en el fraseo del rap y el hip hop para proponer una música que ni parece rap, ni parece hip hop. Ese es su talento. Alfa, otro artista madrileño que militó en Buenas Noches Rose y Le Punk, se presenta en solitario con sus canciones crudas y su arrebato de rockero urbano que puede ver en la ranchera o el bolero su forma de expresar inquietudes y frustraciones.

El contrapunto a tanta guitarra eléctrica puede venir de la mano de 2Many DJs, estrellas de la música electrónica que han sido capaces de llegar a públicos ajenos a ella; o de Malú, la gran diva del pop de grandes estadios que anoche llenó el Palacio de los Deportes y está a punto de hacerlo hoy también, que se dice pronto.

Y lo más alternativo ahora es volver a las tradiciones sonoras ibéricas. Y en esas, Anhinojo Folk, desde El Hinojal, Cáceres, rescatan las raíces de la música extremeña para hacerla sonar a nuestros días.