Los caminos del flamenco jazz
Las bandas Laboratorio de Amigos de la Fusión Flamenca y Ultra High Flamenco muestran este fin de semana la salud del género
El aficionado lleva años haciéndose la misma pregunta: ¿por dónde van los caminos del flamenco jazz? La respuesta la tiene este fin de semana en Madrid, con las actuaciones consecutivas de dos agrupaciones situadas en la vanguardia del género, o subgénero. LAFF, acróstico de Laboratorio de Amigos de la Fusión Flamenca, se dejaron ver ayer, viernes, en las sesiones jazzísticas del Círculo de Bellas Artes, inaugurando el nuevo servicio de catering que va a permitir meterse una emulsión de kimuchi y tanuki entre pecho y espalda mientras se escucha jazz. La agrupación, joven y tumultuosa, daba su primer concierto como tal rodeada de sus fans; hubiéranse necesitado dos peceras del Círculo para albergar a tantos que querían escucharles. LAFF son el Flamenco Jazz en su expresión más ecléctica, heterogénea, abierta y contaminada, allá donde el duende y el swing se reúnen con el imprescindible toque latino.
Roberto Pacheco, trombonista de la formación, resume su modus operandi: “cogemos una melodía, cogemos una armonía, y hacemos lo que nos da la gana”. La música tumultuosa de LAFF le lleva a uno de Cai a La Habana (podrían ser Jerez y Cartagena de Indias) pasando por la Gran Manzana, y vuelta a empezar. La fórmula, nacida al calor de innumerables jam sessions a lo largo y ancho de la geografía jazzística madrileña, funciona igualmente sobre un escenario. El domingo, será el turno de Ultra High Flamenco en Clamores. Y es que los caminos del Flamenco Jazz, como los del Señor, son inescrutables.
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