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El nuevo rector de Santiago dice que los recortes “han pasado la línea roja”

“Ya no se pueden dar clases prácticas por falta de docentes”, afirma Juan Viaño

Juan Viaño (centro) y su antecesor, Juan Casares (derecha)
Juan Viaño (centro) y su antecesor, Juan Casares (derecha)Lavandeira (EFE)

“La docencia y la investigación están en precario por falta de financiación. Está en riesgo la transmisión de conocimientos”. El nuevo rector de la Universidad de Santiago de Compostela (USC), el catedrático de Matemática Aplicada Juan Viaño (Boqueixón, 1955), está seriamente preocupado por la crisis financiera que atraviesa la institución y que “sin lugar a dudas, repercute en su calidad”. Apenas hecho oficial su nombramiento, tras ganar las elecciones del pasado 25 de abril, Viaño reconoce el mal al que se enfrenta: “El plan de financiación ha mermado en 50 millones de euros en los últimos 10 años y tenemos impagos por cerca de 15 millones. El recorte en personal docente e investigador es alarmante: no se pueden dar las clases prácticas”. Una situación de extrema fragilidad que puso contra las cuerdas a su predecesor en el cargo, Juan Casares Long, a quien el grueso de la comunidad universitaria, incluido el propio Viaño, echó en cara su debilidad por plegarse a los recortes de la Xunta.

 El nuevo rector, “firme defensor de la enseñanza pública”, anuncia que agotará los argumentos para convencer al presidente de la Xunta de la necesidad de hacer un esfuerzo inversor en la universidad al mismo tiempo que abre caminos a nuevas vías de financiación “con la captación de recursos mediante la docencia on-line, la atracción de alumnos internacionales para cursos de postgrado y la firma de contratos de investigación con empresas”. Y al tiempo lograr “mejor eficacia en la gestión de cobros y gastos”.

De momento, el diagnóstico es malo. “La sociedad tiene que entender que invertir en la universidad no es gastar”, repite Viaño, casi a modo de jaculatoria, el argumento con el que pretende suturar la herida por la que sangra la universidad. “Hay que aceptar los recortes en un momento de crisis como este, pero hay un límite: no podemos aceptar que con ello se suprima la prestación de un servicio público”, reprocha. “En esta situación no tenemos posibilidad de contratar a personal joven y sin profesores —no se renueva a los interinos y no se amortizan las jubilaciones — las áreas se reducen al mínimo. No es fácil que imparta Matemáticas un profesor de Derecho Civil: corremos el riesgo de que desparezca la transmisión de conocimientos”. Viaño cree que la Xunta “está traspasando la línea roja” ya que “hay áreas docentes que carecen de profesores para impartir clases de aquí a unos años”. Y señala que los docentes acaban impartiendo áreas afines con la consiguiente “pérdida de calidad”.

Viaño valora la decisión del Gobierno de Feijóo de congelar las tasas de matrícula, “una medida de acción social adecuada para las familias”, pero advierte que con eso la Universidad también pierde recursos: “La Xunta no compensa de ninguna otra manera esta merma de los ingresos por las tasas, con lo que el sistema sufre las consecuencias, de nuevo incidiendo en la calidad”. Pero los recortes van más allá de la docencia y la investigación. Atraviesan de forma transversal a toda la universidad, desde la compra de papel hasta la dotación de la biblioteca. Y en la USC, dada su antigüedad, la crisis hace mella de una forma más profunda. “Tenemos la plantilla más envejecida, los edificios históricos más difíciles de mantener e impartimos docencia en todos los ámbitos del saber”, enumera el rector las caras singularidades de su universidad. Condiciones todas ellas que contribuyen —entre otros factores ajenos, en opinión de Viaño, a la calidad docente— a situarla por debajo de Vigo en el ranking de las universidades españolas, “aunque hay que reconocer que ellos están haciendo las cosas bien y hay que felicitarlos”.

En medio de este panorama de pérdidas constantes, el nuevo rector de la USC reconoce que esta centenaria institución, hasta ahora referente internacional, comienza a perder peso en el selecto grupo de investigación de las universidades mundiales. “Como consecuencia precisamente de los recortes se han interrumpido investigaciones en problemas que afectan directamente a la sociedad, relacionados con avances sociales y de salud”, lamenta Viaño una situación que ni esta universidad ni el país “pueden permitirse”. “España no puede bajar en muy pocos años del octavo puesto mundial alcanzado con gran esfuerzo. Si seguimos así, nos convertiremos en un país irrelevante”, se queja.

La crisis, las dificultades para gestionar los escasos recursos, también han sobrevolado unas elecciones al rectorado con escasos candidatos. En Vigo, el que ya era rector, Salustiano Mato, no tuvo oponente, y en Santiago, a diferencia de lo ocurrido en 2010, con siete aspirantes, Viaño se hizo con el cargo en unas apretadas elecciones en las que solo tuvo un contrincante, el catedrático de Derecho Financiero y Tributario, Antonio López, a quien se impuso por apenas 74 votos. El nivel de participación fue escaso. “La desmotivación es muy grande”, justifica el nuevo rector de la USC quien explica que la falta de medios y recursos se completa con “una reducción salarial del personal, como en todas partes, y una mayor carga académica” para suplir la falta de contratación de nuevos docentes.

Viaño pone ahora la mirada en las nuevas tecnologías, en las posibilidades de la docencia no presencial, en la oferta investigadora para estudiantes latinoamericanos en la prestigiosa universidad de Santiago y en hacer visible “el nivel altísimo en algunas áreas” para alcanzar convenios con las empresas. Mientras tanto, sigue apelando al Gobierno gallego “para que comprenda que los recursos en la universidad no son un gasto sino una inversión”.

Desmotivación transversal

Ni pegatinas ni vallas publicitarias ni camisetas ni vídeos en Youtube. El candidato a la reelección como rector de la Universidad de Vigo, el catedrático de Zoología Salustiano Mato, no necesitó en esta ocasión hacer campaña. Atrás quedó aquel sonoro “Yo por Tano mato” que presidió su polémica carrera al rectorado de hace cuatro años. En esta ocasión, la crisis barrió cualquier atisbo de competición. Mato no tuvo rivales. Por primera vez en la historia de la Universidad de Vigo, no hubo contrincantes pugnando por el Rectorado. No es apetecible gestionar la crisis.

En la carrera por el gobierno de las dos universidades gallegas —la de A Coruña tiene un calendario electoral distinto— todo fue escaso en esta ocasión. A la escasez de candidatos —en las elecciones de la USC hubo solo dos aspirantes frente a los siete de 2010— le siguió la escasez de participación en las urnas. En la Universidad de Vigo la participación para la elección del nuevo rector apenas alcanzó el 8,66%, el más bajo de su historia, y los votos en blanco (908) superaron incluso a los de respaldo al rector (751). El mayor índice de abstención se registró, como es habitual, entre los estudiantes.

En la USC, el resultado estuvo reñido (Viaño se impuso por apenas 74 votos), pero la participación, aunque mayor que en Vigo, fue igualmente pequeña: apenas votó el 14,45% de una comunidad con 31.352 personas con derecho a este sufragio.

Viaño reconoce que la desmotivación es general en la comunidad universitaria. Y tan transversal como la crisis. Los alumnos, sin posibilidad de acceder al mercado laboral, se ven abocados a formarse hasta la extenuación o a hacer las maletas exportando sus conocimientos. Y los docentes, a impartir materias que no les corresponden afrontando el recorte salarial mientras atisban el desmoronamiento de la institución.

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