El Gobierno se queda solo en la defensa del director de los Mossos d'Esquadra
"Nadie me ha llamado para pedirme disculpas", subraya la mujer, que perdió un ojo tras recibir el impacto de una pelota de goma El consejero de Interior descarta el relevo del director de los Mossos, Manel Prat
El director de los Mossos d’Esquadra, Manel Prat, está de nuevo en la picota y permanece en su puesto gracias al apoyo del Gobierno, que desoye la segunda oleada de peticiones de dimisión del cargo político después de que un juez afirmase el miércoles que a Ester Quintana la mutiló una pelota de goma lanzada por los Mossos. “Su dimisión no está encima de la mesa”, aseguró ayer el consejero de Interior, Ramon Espadaler, en declaraciones a los medios.
El caso de Quintana, que perdió un ojo tras la huelga general del 14-N, ha sumido la figura de Prat en el descrédito por la pésima gestión de lo que ocurrió aquel día —Interior dio cinco versiones distintas de los hechos — y por el incumplimiento de los compromisos adquiridos. Quintana siempre mantuvo que la hirió una pelota de goma, algo que Interior negó, alegando que aquel día no se usó ese tipo de munición. Prat incluso aseguró que si se demostraba que la había lesionado una pelota de goma, dimitiría.
El miércoles, el juez que instruye la causa concluyó en un auto que las pruebas —informe forense, vídeos y declaraciones— demuestran que a la mujer sólo pudo herirla una pelota de goma lanzada por el escopetero de la furgoneta Dragó 40, por orden de un subinspector.
La oposición —ERC, PSC e ICV-EUiA—, pidió que Prat dimita, tal y como prometió. Pero Interior se agarra a la fase de instrucción en la que se encuentra el proceso, y esgrime que por ahora “el relato de los hechos” del juez se basa en “cuestiones indiciarias” que no se pueden considerar “hechos probados”. ERC evitó en octubre del año pasado que el Parlament pidiera la dimisión de Prat, votando en contra. En aquella ocasión, Prat se vio contra las cuerdas de nuevo por la gestión de una actuación policial, la muerte del empresario Juan Andrés Benítez, tras ser reducido por los Mossos en El Raval. Incluso el consejero Espadaler dejó de defender en público al que debiera ser su mano derecha. ERC entonces votó en contra de debatir su dimisión en el Parlament, pero dio un ultimátum al Gobierno para que prohibiese las pelotas de gomas, como acabó ocurriendo.
A pesar de eso, el aliado de CiU se sumó ayer a las peticiones de dimisión. En un comunicado, aseguró que confía en que Prat “tome una decisión con el compromiso que tomó públicamente”. “Que cese o que le hagan cesar” escribió en su cuenta de Twitter el diputado republicano Joan Tardà.
Ester Quintana también exigió dimisiones en Interior y lamentó: “Nadie me ha llamado para pedirme disculpas”. Su caso sirvió para que la Generalitat prohibiese el uso de este tipo de munición por parte de los Mossos d’Esquadra, que desde el 30 de abril es ilegal. Prat ha conseguido hasta ahora superar las diferentes crisis en las que se ha pedido su cabeza. El presidente Artur Mas fue quien impidió que cayese en el momento más complicado, cuando EL PAÍS difundió el vídeo de la reducción del empresario Benítez. Según fuentes del entorno de Prat, el cargo político gozaba de plena confianza del anterior consejero de Interior, Felip Puig. Pero su papel en una de las carteras más complicadas del Gobierno quedó bastante mermado con la llegada del democristiano Espadaler. Aun así, el consejero repitió ayer que “respeta pero no comparte” las peticiones de dimisión.
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