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Juicio en Ourense por el robo de ropa falsa al imán de Xinzo

Dos hombres robaron a Mohamed Nouri, detenido en la mayor trama de falsificación textil Fueron expulsados a bastonazos de un poblado en el que se escondieron

Los acusados llegando al juzgado
Los acusados llegando al juzgado NACHO GÓMEZ

A Mohamed Nouri, a su ayudante y a su hijo de cinco años, los amordazaron con cinta aislante tras ser inmovilizados con bridas y casi ahogados introduciendo bolsas de plástico en sus bocas. Justo antes, les habían golpeado y amenazado de muerte con una pistola que nunca fue localizada. El pequeño incluso fue obligado a introducirse en una caja de cartón. Los autores confesos de este rosario de vejaciones son dos inmigrantes senegaleses que recalaron en Xinzo (Ourense) tras recorrer 800 kilómetros desde Valencia en un coche y una furgoneta alquilada. Allí, junto a otros tres hombre no identificados,  robaron preseuntamente prendas valoradas en 9.000 euros del bazar Marrakech, regentado por Mohamed Nouri, el imán de Xinzo detenido al año siguiente en la mayor operación policial desarrollada contra la falsificación de ropa y que salpicó a un centenar de personas.

Ousame y Serige, los senegaleses, aceptaron la autoría de los hechos para evitar el juicio. Aquella calurosa tarde de julio, tras el robo y ser abandonados por sus compañeros de fechoría que arrancaron la furgoneta sin ellos, huyeron del centro de Xinzo y se refugieron en un poblado gitano a las afueras. No fue la mejor opción. El escondite les duró poco ya que tuvieron que abandonar el lugar a la carrera al ser perseguidos por numerosos varones del clan que les intimidaban con palos. No los querían allí. Fueron detenidos poco después por agentes de la Guardia Civil en las calles del pueblo y su periplo terminaba además sin el botín deseado: ropa de marca falsificada en talleres clandestinos de Portugal que después implicaría a Nouri y a su mujer en la Operación Laico.

Tras la redada policial de esa operación en la que también fue detenido al imán de la mezquita de Ourense, se desarticuló una red de falsificación de ropa y calzado con la incautación de un millón de prendas y la detención de un centenar de personas: 34 portugueses, 19 marroquíes, 37 senegaleses y nueve españoles. Según la investigación, el imán de Xinzo era uno de los presuntos cabecillas, ya que la mezquita del pueblo recibió donaciones de la organización por 100.000 euros. Supuestamente, las mezquitas ourensanas funcionaban como caja fuerte de la trama y en ellas se guardaban ingentes cantidades de dinero proveniente de la distribución de ropa falsa. Mohamed y su esposa, Noura Aziam, pasaron 45 días en prisión y ahora están en libertad bajo fianza.

Noura asegura estar “decepcionada” con las leyes españolas porque los condenados por el asalto “cometieron un atentado contra la vida de tres personas” y tres años de prisión “es una pena muy pequeña”. “Sé que estos hombres le hicieron lo mismo a más gente en Valencia, pero no los conocíamos de nada”, aclara. Sin embargo, el fiscal asegura en un escrito que los senegaleses habían contactado con ellos por teléfono previamente para acordar la venta aquella tarde. La mujer niega cualquier relación con la macrotrama de ropa falsa o que sus actividades comerciales sirvan para financiar terrorismo islámico, tal y como se apuntó tras ser difundida la operación policial: “Llevo 12 años en Xinzo y tras estar 45 días inolvidables en la cárcel, nos encontramos con que hay quien nos trata de terroristas y esto salió también en nuestro país”. “La convivencia es ahora más dura, pero yo sería la primera en entregar a mi marido si sé que es terrorista”, explica contundentemente. “Me molesta y mucho la relación con el terrorismo. Yo no quiero nada con sangre de los demás”, insiste. Según la investigación, la red que replicó los modos del famoso estraperlo generalizado en la raia a partir de los años cuarenta obtuvo, supuestamente, unos cinco millones de euros en beneficios con el comercio transfronterizo de prendas ilegales.

Xinzo es uno de los mejores ejemplos de integración de musulmanes en la sociedad española. De sus 10.000 habitantes, unos 300 son musulmanes llegados durante los años noventa, en su mayoría, desde pueblos del norte de África. La familia del considerado imán limiano se instaló allí hace dos décadas para dedicar su vida al comercio minorista y a la venta ambulante a ambos lados de la frontera. Desde entonces, sus hijos y los de los demás marroquies han creado una segunda generación perfectamente integrada en las escuelas y la vida social. Casi nadie se queja de la inmigración. De hecho, Mohamed fue el impulsor de la mezquita del pueblo y actualmente todavía tiene en mente convertir ese pequeño templo instalado en un bajo, en un centro islámico de mayores dimensiones abierto a todos los vecinos. Es muy conocido en el pueblo. Los dos acusados que asaltaron a los marroquíes en busca de las prendas falsificadas, han aceptado tres años y medio de prisión por los hechos mediante un acuerdo antes del juicio. La acusación pedía cinco. Su estancia entre rejas tras reconocer el robo con intimidación y las lesiones será más breve porque ya han cumplido más de la mitad de la pena desde que fueron detenidos en 2012. Mohamed, Noura y los restantes supuestos implicados en la distribución de ropa falsa, comparecen ante los juzgados quincenalmente a la espera de que la justicia española dictamine su responsabilidad en la mayor trama de ropa falsa destapa en el Estado.

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