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‘Mónica’, la campana centenaria de Lleida viaja a Alemania para ser reparada

La campana, 546 años después de ser colocada en la Seu Vella, tocó ayer suelo de nuevo

Un momento del descenso de la campana 'Mónica', ayer en la explanada de la Seu Vella de Lleida.
Un momento del descenso de la campana 'Mónica', ayer en la explanada de la Seu Vella de Lleida.JAVIER MARTÍN

Mónica es el nombre de una de las siete campanas que hay en el campanario de la Seu Vella de Lleida, el monumento más emblemático de la ciudad. Ayer por la tarde tocó tierra por primera vez desde 1468 para emprender un viaje a Alemania para ser reparada con las máximas garantías.

Esta campana de bronce, de 600 kilos de peso y 87 centímetros de diámetro, fue la encargada durante más de cinco siglos de anunciar a los leridanos los cuartos horarios (156 toques diarios), hasta que hace diez años una grieta aconsejó hacerla enmudecer temporalmente. Una vez que regrese de la ciudad alemana de Nürtingen, donde hay uno de los mejores talleres de reparación de campanas, volverá a repicar con el sonido original del siglo XV.

El campanario de la Seu Vella tiene forma octogonal, con un diámetro que va de los 12,65 metros a los 9,62 en su parte superior. Tiene una altura de 60 metros y se puede acceder subiendo 238 escalones. En la última planta, en la sala de campanas del reloj, es donde están las siete campanas, de las cuales dos (Mónica y Silvestra, la que toca las horas) son de estilo gótico y han permanecido siempre en el mismo lugar desde su construcción, en el siglo XV. Las otras cinco son eléctricas, de mediados del siglo XX, y su finalidad es esencialmente litúrgica. Sus nombres son: Bárbara, Purísima, Crist, Marieta y Meuca.

Todas ellas han repicado en muchos momentos trascendentales de la historia de Lleida y Cataluña. Ellas fueron las encargadas la última Diada de dar el pistoletazo de salida de la cadena humana organizada por la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Hoy lo han vuelto a hacer para despedir a Mónica mientras una grúa de grandes dimensiones la descolgaba desde lo alto de la torre.

Mónica no emprenderá el viaje a Alemania de forma inmediata, sino que permanecerá expuesta durante un mes en el claustro de la antigua catedral para que pueda ser visitada por los leridanos sin tener que escalar 238 peldaños. La campana, de gran valor histórico, tiene una compleja epigrafía en minúscula gótica, en la que solamente el nombre del fundidor, el maestro Nicolau Barrot, está en catalán y el resto en latín con una abreviatura griega.

El consorcio que gestiona la Seu Vella y la Asociación Amics de la Seu Vella han apelado al patriotismo de los leridanos para organizará una colecta popular con el objetivo de reunir los 60.000 euros que costará la reparación de Mónica y del resto de las campanas, que serán colocadas en los ventanales exteriores de la torre.

El alcalde de Lleida, el socialista Àngel Ros, ha afirmado que la restauración de la campana Mónica pondrá aún más en valor el conjunto monumental, que ya es candidato oficial de la Unesco para ser declarado Patrimonio de la Humanidad.

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