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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El dúo está de gira

Fabra pisó con inusitado entusiasmo la mina política activada por Johnson

Bernie Ecclestone se sienta hoy en el banquillo de un juzgado alemán acusado de soborno y corrupción. También serán juzgados, si prospera la denuncia presentada por la diputada socialista Eva Martínez, Alberto Fabra, su vicepresidente José Ciscar, la actual delegada del Gobierno Paula Sánchez y principalmente, la otrora consejera Lola Johnson por, entre otros delitos, el de malversación de caudales públicos.

La operación por parte del Gobierno de Fabra de compra de la empresa privada Valmor, SL, cuyas deudas ascendían a más de 34 millones de euros, tiene entre sus destacados protagonistas a un particular dúo nada cómico que días pasados estuvo de gira por Madrid: Fabra y Johnson. Uno, Fabra, pisó con inusitado entusiasmo la mina política activada por la otra, Johnson, después de que la dejase enterrada bajo las alfombras del Palau su trajeado predecesor.

De este, de Camps, el presunto corrupto acusado de soborno, el amigo Bernie, dijo: "Creo en las personas y el contrato no se firmará hasta después de las elecciones, cuando gane Camps", según recogió la agencia EFE el 9 de mayo del 2007. De esta afirmación pública del inglés, podemos deducir que los tratos y contratos que primero trajeron y después se llevaron de nuestra comunidad tan excelso como ruinoso evento, lo fueron primero entre Camps y Ecclestone y después entre este y Fabra. Así lo demuestran los más de 300 folios de documentación aportada por Eva Martínez a la fiscalía del TSJ, dejando al descubierto el corrupto, irresponsable y ruinoso despropósito político que fue aquella compra tan inexplicable como inexplicada por Alberto Fabra.

La denuncia de este escándalo ante los tribunales ha trastocado el tour que bajo el titulo "me faltan cinco", qué gran frase del president para referirse a los imputados que aún le quedan, le ha montado a Fabra Lola Johnson por algunos platós y comedores privados de la capital del reino mientras cerraba el convenio para que TVE emita en la Comunidad un magacín vespertino que ya verán ustedes quién paga. La que ya fuera máxima responsable de la manipulación en RTVV, comilitonas del presunto delincuente sexual Vicente Sanz y comisaría política del tándem Camps-Gürtel, pretende ahora obrar, con el entusiasmo propio del converso, el milagro de hacer pasar las calculadas dimisiones de unos pocos para dilatar sus juicios, por una inexistente línea roja de Fabra contra la corrupción.

Para la consecución de tan singular proeza maneja Doña Lola dos escenarios. El primero el local, donde ha decidido reeditar el manual de estilo que empleo con aquel Camps de cuya gestión ahora abomina: el soborno, este legal, y la coacción económica. Ella lo llama, "Som Comunitat", publicidad institucional, Premsa Escola o saldos de RTVV para teles amigas, pero no es más que una burda operación de chantaje y compra de lealtades editoriales.

Esta operación va dirigida a determinados medios de comunicación, especialmente aquellos cuya simple existencia no se explica más allá del trasvase de dinero público a medios privados y cuya tirada va directamente de la mesa de la sala de profesores del instituto al contenedor de la basura. El segundo escenario es el madrileño. Para este han decidido echar mano del tradicional adanismo político que ha caracterizado a esta derecha cínica y sin vergüenza que nos ha tocado en suerte.

Armados con su breve argumentario este trágico dúo se ha paseado por los restaurantes capitalinos jurando en arameo que a Paco Camps poco menos que no lo conocen, que a los corruptos de su partido no los echan, “no porque no quieren, sino porque no pueden” y que Fabra, de Correa..., ni la hebilla. Todo esto tirando, cómo no, de la misma visa caja fija que ya pagó ñoras, hoteles costeros y otros deleites presidenciales bajo secreto de sumario.

Lo vergonzoso del caso, es que estos dos zombis de la política valenciana usen el poco dinero que nos queda en esfuerzos tan estériles, pero lo triste es la patética impresión causada por su reciente frenesí mediático y gastronómico. Porque de Fabra, las televisivas estrellas de la tertulia conocen las declaraciones al juez del exconsejero Peralta que le implican a él y a su vicepresidente José Ciscar en las campañas financiadas por la trama Gürtel. De su línea roja saben que La Perla, a día de hoy, todavía es alcaldesa de Novelda y todos ellos tendrán, si no los tienen ya sobre las mesas de sus despachos, extensos y detallados dosieres sobre el escándalo que les une fatalmente a Ecclestone. Lo de Lola Johnson es más triste. Cuando sale del comedor, los que no la conocen preguntan a los que sí, y estos cuando saben que el triste dúo abandonó por fin el edificio, con una sonrisa ladeada susurran "no te acuerdas, ésta es la que mandaba en Canal 9 cuando lo del vídeo de un tal Vicente Sanz”.

Josep Moreno es diputado del PSPV-PSOE en las Cortes Valencianas

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