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Felipe González reinvindica el ‘homo sapiens’ de la política

El expresidente del Gobierno recibe en Barcelona la medalla de la Fundación Olof Palme

Felipe González, con la medalla de la fundación, entre Xavier Trias y Anna Balletbó.
Felipe González, con la medalla de la fundación, entre Xavier Trias y Anna Balletbó. Massimiliano Minocri

“Me ha interesado siempre más la política que el poder y me preocupa que esté desapareciendo en política el homo sapiens capaz de hacerse cargo del estado de ánimo de los otros”. El expresidente del Gobierno Felipe González recibió ayer en Barcelona la medalla de la Fundación Internacional Olof Palme y aprovechó su discurso para trazar un elogio de la figura del exprimer ministro sueco y de la situación que vive la Unión Europea.

“De él aprendí las percepciones de la realidad y a enfocar los problemas con neutralidad”, aseguró González. Les separaban 15 años, pero dijo sentirse de la misma generación, junto con Jacques Delors, también premiado ayer, y Willy Brandt. “Lo que define a una generación es la trinchera en la que se combate para cambiar las cosas, no la edad”, advirtió.

El exdirigente socialista recordó que Palme pretendía un gobierno económico del mundo cuando no había aparecido la globalización y dijo sentir “pena” por la desaparición de los movimientos que se oponían a ella, “aunque la suma de las indignaciones no dé un programa de Gobierno”. González entiende que “las cosas no se están haciendo bien” en la Unión Europea y lamentó no haber “complacido” a Delors, quien le pidió que presidiera la Comisión. En su opinión, “estamos perdiendo Europa o va muy lenta”, y destacó la importancia del Parlamento Europeo surgido del 25 de mayo, “para sacar la política europea de la intergubernamentalización”.

En nombre de Jacques Delors, expresidente de la Comisión Europea, acudió a recibir la medalla Yves Bertoncini, director del think tank Notre Europe. También fue premiada la premio Nobel de la Paz en 1997, Jody Willians, por su lucha en favor de la prohibición de las munas antipersona. En su discurso clamó por el compromiso ciudadano para “cambiar el mundo, cada uno en su papel” y alertó de que “quejarse no es un plan, simplemente es quejarse, no significa nada, igual que limitarse a votar cada cuatro años”.

El proceso soberanista catalán no apareció en ningún momento de la ceremonia, ni siquiera cuando clausuró el acto Xavier Trias. Bien al contrario, el alcalde de Barcelona recordó “lo que hemos hecho entre todos, que tiene mucho mérito” y se refirió a su etapa como consejero de Sanidad con Jordi Pujol y sus pactos con el Gobierno de la época que presidía González.

La presidenta de la fundación, la diputada Anna Balletbó, también elogió el compromiso de todos los premiados en su defensa de los derechos humanos, la promoción de la paz y la cooperación internacional. “Nunca pensé que pudiera llegar el día que tuviera que presentar a Felipe González”, dijo Balletbó, cuando repasó su dilatada trayectoria política y los pactos con CiU. “Qué tiempos aquellos”, suspiró.

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