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Un Madrid de casualidades

Un aperitivo en el barrio de Las Letras, una parada con su hija en un parque infantil y una cerveza en las terrazas. Así es un día perfecto para la actriz que estrena 'La Cavernícola'

Yolanda Ramos.
Yolanda Ramos.LUIS SEVILLANO

1. El Matute. Tiene mil rincones especiales y, lo mejor, es que cada uno es diferente. Lo que más me gusta del local, aparte de que es de mi chico, es la pared llena de plantas naturales a modo de jardín vertical, que llega hasta el baño, lo que le da un toque muy natural y fresco. Por no hablar de la cocina… El tartar de atún con cuadrados de arroz crujiente es lo mejor que he comido en mucho tiempo (Plaza de Matute, 12).

2. Plaza del Ángel. Para mí tiene una connotación muy romántica, ya que fue donde quedé con mi pareja por primera vez. Recuerdo que fuimos al hotel ME, que tiene una preciosa azotea. Lo curioso es que terminé compartiendo mi vida con ese hombre en un edificio justo al lado de este hotel.

3. Terrazas de la calle de las Conchas. Son muy desconocidas, a pesar de estar en pleno centro. La calle es peatonal y se está maravillosamente. Vivo cerca y los camareros de los bares son mis confidentes y amigos. Me siento como en casa.

4. El Parque de Oriente. Tiene uno de los parques infantiles más bonitos de toda la ciudad. Hay una pizarra donde los niños pueden dibujar, toboganes de todas las clases y tamaños. Mi niña se lo pasa bomba. Todos los padres de la zona lo conocen.

De vedet a cavernícola

Yolanda Ramos (Barcelona, 1968) ha sido vedet, cómica en programas de Buenafuente, presentadora en El Intermedio y chica Almodóvar en Volver. Ahora, se convierte en una cavernícola en el Pequeño Teatro Gran Vía. Su objetivo es hacer reír a mujeres y hombres con esta obra sobre la convivencia en pareja desde el punto de vista femenino.

5. La Taquería de Birra. Tomarse unas enchiladas y unas margaritas en la terraza de este restaurante es un lujo, sobre todo en las noches más calurosas del verano madrileño. Además, mi hija puede jugar en la plaza sin peligro (Plaza de las Comendadoras).

6. Peluquería San Pedro. La conocí cuando todavía no vivía en Madrid. Trabajaba en la serie Cafetería Manhattan y necesitaba cortarme el pelo. Entré de casualidad. Años después me fui a vivir justo encima y se convirtió en mi pelu de referencia. Con el tiempo descubrí que allí se peina gente de la nobleza. ¡Qué glamour!

7. Teatro Fígaro. El hall que tienen en la parte de arriba es estupendo. He ensayado allí muchas veces. Los ventanales a la calle, la luz y la atmósfera dieron lugar a la creación de muchas cosas bonitas (Doctor Cortezo, 5).

8. Miraflores. He ido solo una vez, pero volví enamorada. Me encontré en perfecta armonía. Su naturaleza no agrede y se puede equilibrar con la comodidad. Huele a pino y recuerda a un pueblecito perdido de Portugal. Realmente, es un sitio mágico.

9. La Calle Mayor. Me recuerda al barrio gótico de Barcelona, sobre todo, por las tiendas familiares de bisutería antigua. Se encuentra también la plaza de la Villa y la calle del Codo, donde los espadachines se retaban en duelo y donde Quevedo orinaba cada vez que volvía de la taberna a casa. O al menos es lo que cuentan las leyendas.

10. Hospital Quirón San José. Lo elijo porque es donde nació mi hija, pero también porque me tocó la única habitación con balcón de todo el edificio. Me dejaban fumar a escondidas con la ventana abierta. Era muy chulo estar con mi piti en el balcón viendo por primera vez el mundo como madre (Cartagena, 111).

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