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Un esfuerzo inmenso

La Octava Sinfonía de Mahler, conocida como Sinfonía de los mil por la impresionante cantidad de recursos musicales que requiere, es una de esas obras “imposibles” por definición

La Octava Sinfonía de Mahler, conocida desde su estreno en 1910 como Sinfonía de los mil por la impresionante cantidad de recursos musicales que requiere, es una de esas obras “imposibles” por definición. La obra aspira a lo absoluto. Mahler decía de ella: “Imaginad el universo entero sonando y resonando. No se trata ya de voces humanas sino de soles y planetas en plena rotación”. Con seis coros sobre el escenario, ocho solistas vocales y una orquesta reforzada con elementos externos en todas sus secciones, lo más normal es que alguno de los planetas se vaya a rotar a los Cerros de Úbeda. Con la Sinfonía de los mil casi siempre pasa eso y esta vez no fue una excepción. La grandeza épica y fuerza se consiguió pero los momentos de unción mística no acabaron de funcionar. Los coros resultaron en conjunto sobresalientes, la orquesta sobrevivió —no más— al envite, los solistas vocales se apañaron y Pablo González acreditó su capacidad para manejar aquel ejército sonoro. Aún con un resultado musical bueno pero no excelso, fue una sesión memorable.

Precedido por un breve discurso que sonaba a verdad a cargo de Pablo González y por un emocionante video conmemorativo que puso a buena parte del público al borde de las lágrimas, el concierto era un homenaje a los 70 años de existencia de la orquesta. Al final con la mayoría del público puesto en pie se aplaudía a rabiar a la valentía, al esfuerzo inmenso realizado pero también a 70 años de continuidad musical. Se notaba que la orquesta se sentía amada.

[El concierto se podrá ver en streaming gratuito durante tres meses en el canal www.medici.tv].

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