Condenado a 59 años de cárcel el triple asesino de la Sagrada Familia
El hombre mató a los padres de su expareja y a una sobrina Alejandro Cuartero mató a golpes a sus víctimas “sin que estas pudieran defenderse”
Había pocas pruebas directas y muchas indirectas, pero ha sido suficiente para declararle culpable. La Audiencia Provincial de Barcelona condenó ayer a 59 años de cárcel a Alejandro Cuartero, por el triple asesinato con alevosía de dos ancianos y de su nieta de 16 años, el 27 de enero de 2012. El tribunal responde así a la decisión del jurado popular, que consideró culpable a Cuartero de los crímenes, el 27 de marzo.
La sentencia considera que el asesinato de las tres personas es el “punto final” de la situación de “acoso” a la que sometió a su expareja, Mónica Claveguera, que es hija y tía, respectivamente de las víctimas. Ambos mantuvieron una relación de años y desde que habían roto, en junio de 2011, Cuartero había entrado en una espiral obsesiva, controlando, persiguiendo y acosando a la que fue su pareja. Por ello le condenan además por un delito de “violencia psíquica”. “Las muertes de los familiares de Mónica Claveguera se han revelado como la culminación de la obsesión del acusado”.
La sentencia detalla las distintas pruebas en las que se basó el jurado para tomar su decisión. La definitiva es la sangre que hallaron en el cordón de las gafas del ahora condenado, que correspondía a la menor. También tuvieron en cuenta las grabaciones de las cámaras de seguridad en las inmediaciones de la Sagrada Familia, cerca de la calle de Sardenya, donde se produjo el crimen. Estas captaron a las 8.05, poco antes de que se cometiera el crimen, un Mercedes blanco, igual al de Cuartero, que aparcó en una zona de carga y descarga, que se volvió a marchar a las 9.35.
Otra de las pruebas básicas que sirvieron para condenar a Cuartero fueron los mensajes que diseñó y que envió a su expareja, haciéndose pasar por unos sicarios. En estos escritos, le reclamaba a Mónica un supuesto pago porque había una víctima de más en la casa que no esperaba, la menor. Los Mossos confirmaron a través de los seguimientos y la geolocalización que Cuartero siempre estaba en el radio desde el que se enviaban esos mensajes, y que manipulaba dos móviles. Además, en uno de estos los supuestos sicarios aportaron un detalle que no había trascendido: una lámpara que se cayó en el domicilio y que debido a la sangre provocó un cortocircuito y lo dejó todo a oscuras en el momento del crimen. Solo quien lo cometió podía saberlo. También hallaron en el coche de Cuartero un martillo que por su forma coincidía, según los forenses, con el arma que mató a las tres víctimas. El condenado deberá indemnizar con 340.000 a los familiares de las víctimas.
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