“Hacer una película sin fórmula es una muestra de política”
El Festival Play-Doc programa una retrospectiva del director mexicano Nicolás Pereda
Venecia, Cannes, Locarno le han premiado y ahora en Tui reciben la filmografía del mexicano Nicolás Pereda (México DF, 1982). Hasta el próximo domingo, el Festival Play-Doc, dedicado al cine documental, programa sus nueve películas hasta la fecha, dos de las cuales (El Palacio, 2013, y Matar extraños, 2013) son estreno en España. “Este festival está gestionado de un modo similar al que yo empleo para hacer mis películas, que son de bajo presupuesto, y en las que colaboran mis amigos y mi familia, tiene esa energía”, explica.
Y no es sólo una cuestión de simpatía, porque Pereda llega a Galicia con los deberes hechos, demostrando un amplio conocimiento de nombres y títulos de la cosecha más reciente. Lois Patiño, Eloy Enciso y Alberto Gracia surgen en la conversación. Hasta una denominación con juego de palabras y membrete tiene el mexicano para esta oleada de realizadores jóvenes, nouvelle Vigo. Vive en Toronto desde hace unos años pero sigue encontrando en México los motivos para rodar películas que no considera documentales. “Es cierto que lo que quiero filmar siempre es la realidad que está frente a mí pero mis investigaciones no son antropológicas ni periodísticas, sino emocionales”.
Como ejemplo, alude al mediometraje El Palacio, un retrato coral de diecisiete empleadas domésticas y punto de partida de la que, con bastante probabilidad, será su décima cinta, en fase de escritura, ya que “me interesa indagar en el vínculo de las personas de mi generación y de clase media-alta que hemos crecido con servicio doméstico con estas personas a las que llamamos de la familia como una manera de lavarnos las manos y sentirnos bien, porque en realidad nunca lo son”. Su otra entrega reciente, Matar extraños, es una clase de western llevado a la revolución mexicana de 1910, mientras que sus primeros trabajos ponían el foco en las relaciones familiares, también en el plano formal casi a modo de árbol genealógico, con continuidad de nombres y de lazos personales entre los actores, siempre los mismos, de unas películas a otras.
¿Es una deriva política en su filmografía? “Puede ser que esté atravesando un período de transición. Hablo mucho sobre la familia porque es un buen comienzo para explicar la sociedad mexicana. Ahora empiezo a hacer otras películas en las que el núcleo familiar no es tan importante y miro de frente a la política, pero no en un sentido convencional. De hecho, para mí ya es político hacer una película sin fórmula, sobre todo cuando hay tantas construidas de ese modo”. El próximo sábado por la tarde, Pereda ofrecerá una clase magistral en el certamen. Será una nueva ocasión para enfrentarse a sí mismo y a su trabajo. “En cierto modo, es artificial tener que pensar sobre mis películas y, al mismo tiempo, es una oportunidad para mí repensar lo que hago y volverme crítico de mí mismo”.
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