Tesón
El Palau, lleno hasta arriba, acogió a Luz que reivindicó todos los pasos que ha dado en su carrera
El tiempo le da cada vez más pausa, pero ella es de pensamiento rectilíneo. Sale a escena, se planta estirada ante el micro, mira serena, confiada y canta. E interpreta su voz con el cuerpo, estremeciendo los brazos desplegados, inclinando el talle, girando la cabeza o moviéndose sobre escena como si no quisiese pisar. Eso se ve. Su público siente muchísimas cosas, una de ellas ver un igual en Luz, alguien cercano de verdad, sin doblez. Eso se nota. Y luego quedan las canciones, tocadas en modo ambiental, sonido de cóctel tenue y aceitunas, canciones unas cuantas estupendas que el tiempo ha fiado a la alquimia de una Luz que como intérprete siente lo que canta. Imbatible en su terreno. El público se emocionó.
LUZ CASAL
Palau de la Música
20 Marzo 2014
Lleno hasta arriba, el recinto acogió a una artista que reivindicó en dos horas todos y cada uno de los pasos que ha dado en su carrera, repartidos en un repertorio pelín generoso con los pies en la música popular y el pop-rock, cosas muy de siempre, tan reconocibles como la propia Luz. Y como se dice en neo-paleto, cada “sensibilidad”, tuvo su canción, ese momento por el que se paga una e ntrada. Ramillete de clásicos y popurrís para dar cabida a tantas canciones como para que nadie se sintiese olvidado por la varita del recuerdo. De las nuevas Luz situó dos abriendo noche, “Almas gemelas”, Latinoamérica en tenue, y poco después “Ella y yo”, balada con acento acústico. Destacó ya en la parte noble del repertorio, un “Si pudiera” con estrofas en catalán que se antojó clásico. Otros estrenos hicieron honor a su nombre, pero los siete interpretados engarzaron bien en el cancionero de Luz. Tesón. Es de las que imponen su lógica cada noche.
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