Navarro y los catalanistas se conjuran para recomponer la unidad del PSC
Los catalanistas rechazan por ahora la ruptura y critican el transfuguismo Balmón apuesta por el diálogo, pero pide tiempo para cerrar las heridas
Después del episodio de enero tras la votación en el Parlament en que tres diputados del PSC pidieron la transferencia de la consulta y que situó al partido al borde de la ruptura, la dirección del partido y el sector catalanista se han conjurado para recomponer la unidad del socialismo catalán. “Nosotros no nos sumaremos a ninguna campaña de demolición del PSC, condenamos el transfuguismo y creemos que el partido es más necesario que nunca”, explica un dirigente del sector catalanista en lo que supone un giro en su estrategia política, al menos hasta junio.
Todos los grupos y colectivos críticos con la dirección han convocado para el próximo viernes un acto con el lema de recuperar el espacio socialista, pero al mismo tiempo están manteniendo reuniones y encuentros en diversos formatos con la dirección del que lidera Pere Navarro.
“Ahora por lo menos hablamos sin insultarnos. Antes lo hacíamos a cara de perro”, explica un dirigente del sector catalanista. “Este proceso requiere tiempo porque venimos de una situación muy complicada, pero creo que la intención de todos es alcanzar un punto de síntesis”, admite Antonio Balmón, secretario de acción política del PSC, quien reclama que finalice el “ruido exterior” y los desencuentros se gestionen sin que trasciendan
El sector crítico o catalanista es un grupo heterogéneo. Algunos de sus miembros se han ido desvinculando de la dirección del PSC o incluso han dejado la militancia. Entre los primeros se encuentra la exconsejera Montserrat Tura, que ahora lidera el colectivo PerSumarCanviar, y uno de los más conocidos que han entregado el carnet es el exdiputado Toni Comín, que ha creado el colectivo Catalunya, Socialisme y Llibertat.
El diputado Joan Ignasi Elena, por su parte, lidera el colectivo Avancem y el grupo mayoritario Agrupament Socialisa-Fórum Cívic al que pertenecen la exconsejera Marina Geli, el alcalde de Lleida, Àngel Ros, la eurodiputada Maria Badia, entre otros, o el ex diputado en el Parlament Daniel Font.
Para el próximo viernes han convocado una asamblea en las Cotxeres de Sants y esperan reunir a 400 personas, en el primer encuentro que celebran estos colectivos. El lema es “por la recuperación del espacio socialista”, pero en ningún momento se debatirá la ruptura con el PSC.
“El partido es más necesario que nunca y lo que queremos es contribuir a reflotar el PSC”, dice un dirigente catalanista. “Solo nos plantearemos el escenario de ruptura en el caso extremo de que no haya entendimiento”, pronostica. El tiempo que se han dado es hasta que pasen las primarias para la elección del alcaldable de Barcelona (29 de marzo y 5 de abril) y las elecciones europeas del 25 de mayo. “Luego ya hablaremos, en función de cómo evolucione la situación”, añade ese dirigente. El resultado de las elecciones europeas, que Pere Navarro confía en que sonría a los socialistas, también puede significar una bombona de oxígeno.
Los críticos anuncian que no se sumarán a la demolición del PSC
Para acelerar el acercamiento entre ambas partes los críticos han pedido la restitución de las funciones parlamentarias que tenían los tres diputados del PSC que han sido arrinconados: Elena, Núria Ventura y Marina Geli. La dirección no parece que esté por la labor y vincula la decisión a lo que acuerde la comisión de garantías del PSC que les expedientó. Y eso significa aplazar la decisión hasta, como mínimo, el mes de junio.
“Nosotros no nos sumaremos a ninguna campaña de demolición del PSC y condenamos el transfuguismo”, asegura otro dirigente para reprochar la evolución del ex consejero socialista Ernest Maragall, que será el número dos de ERC en las elecciones europeas. “Somos PSC y lo queremos seguir siendo”, dice, al tiempo que reclama “el regeneracionismo” del espacio socialista que considera mayoritario en Cataluña.
Balmón, por su parte, apuesta por el diálogo, pero también admite que se requiere tiempo porque las heridas que dejó la última crisis de enero no son fáciles de cerrar. Por ello reclama que no se pongan fechas y, sobre todo, que los críticos dejen de airear en los medios sus discrepancias con la dirección. “Estamos hablando con todos y de todo y lo seguiremos haciendo, excepto con los que amenazan y chantajean”, dice el número dos del PSC.
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