Una exposición muestra la obra religiosa de Quintín de la Torre y Julio Beobide
Las imágenes pertenecen a los fondos propios de la institución
El Museo de Bellas Artes de Álava acoge hasta el próximo otoño una muestra de esculturas religiosas realizadas por los imagineros vascos Quintín de Torre y Julio Beobide.
Quintín de Torre (1877-1966) es un escultor bilbaíno perteneciente a la llamada generación novecentista, cuyo estilo oscila entre el realismo y el idealismo. Formado inicialmente en su ciudad en la Escuela de Artes y Oficios y en el taller de Serafín Basterra, obtiene distintas pensiones de sus instituciones que le permitirán viajar y completar su educación en Barcelona, París e Italia. Aunque en su juventud y primera madurez está próximo a planteamientos más novedosos y cercanos a la temática social, evolucionará hacia un espíritu más clásico, vinculado al renacimiento italiano y a la escultura policromada castellana de temática religiosa.
En esta vertiente se encuadran las tres piezas que forman parte de la colección del Museo de Bellas Artes de Álava. San Juan es una talla realizada en caoba en la que se presenta al discípulo favorito de Jesús como un hombre joven, con rasgos finos y de una belleza casi idealizada. Nicodemus llama la atención por la expresividad del rostro. Torre representa al fariseo que ayudó a enterrar a Cristo, como un hombre de edad madura, con unos rasgos físicos muy marcados. Consigue la sensación de movimiento a través de la posición de los hombros y los pliegues de la túnica, ricamente policromada, que le cubre.
La tercera pieza, La Verónica, -adquirida por el Museo en 2010- representa nuevamente una figura evangélica. Esta obra participó en la exposición individual de Quintín de Torre en noviembre de 1923 en la Sociedad de Amigos del Arte de Madrid, donde obtuvo un importante reconocimiento. La obra muestra una mujer joven con un velo azul que le cubre tanto la cabeza como el pecho. La expresión de tristeza contenida del rostro se ve reforzada por la mirada baja, con los ojos casi cerrados.
Julio Beobide (1891-1969) pertenece a la conocida como generación desangrada ya que sus componentes sufren directamente las consecuencias de la guerra civil. Nacido en Zumaia, inicia su formación en Barakaldo con el escultor gallego Asorey y en la Escuela de Talla y Modelado de la Diócesis de Vitoria.
A partir de 1910 acude al estudio de Quintín de Torre en Bilbao, quien le orientará en su dedicación a la escultura religiosa. Dolorosa, la pieza que se presenta, está realizada en madera tallada sin policromar y muestra el gran dominio técnico del escultor. Aparece cubierta con túnica y un manto con abundantes pliegues que incrementa la sensación de angustia y de dolor, sensación que se refuerza con la expresividad del rostro las manos entrelazadas de la Virgen.
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