_
_
_
_
POP | Rulo y la Contrabanda
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Un sentimental sincero

El cántabro gana en la distancia corta, cuando mejor se retrata como un chico a la par íntegro y vulnerable

Asciende el telón del Nuevo Apolo pero no hay músicos detrás: solo las cuatro iniciales gigantes, RyLC, recorridas por bombillas como aquellos luminosos de Elvis. Raúl Gutiérrez irrumpe por el pasillo central y se descalza, como en su canción, nada más pisar las tablas. Es un gesto de naturalidad y cercanía que define el espíritu de esta gira en acústico, más propensa a las confesiones que a los aspavientos, guiño a esos tórtolos que se acurrucan sin prisas por alcanzar el desafuero.

Le sienta bien a Rulo ese tono íntimo, la distancia corta. Habla mucho con un público joven y entusiasta que se ha apropiado de cada verso, que los siente en carne. Puede que haya algo de sensiblería, pero esas ondas sintonizadas encierran un mérito indudable: Raúl no era anoche solo artista, sino portavoz.

Los cinco integrantes de La Contrabanda adoptan una disposición horizontal, símbolo del escaso aprecio de su jefe por los escalafones. La banda ofrece un sonido limpio y plácido, a veces campestre (Venecia, Divididos) y con la guitarra de Fito Garmendia, el lugarteniente, y el espléndido pulso rítmico de Karlos Arancegi (Buscando el mar) como grandes bazas. Su cancionero retrata al de Reinosa como canalla de baja intensidad, más de cantina que de tugurios peligrosos. Un chico íntegro pero vulnerable, noble aun cuando afronta las miserias inherentes al ser humano. Un cronista del desasosiego y el descalabro amoroso (Al infinito) que deja una rendija abierta a la redención.

Rulo no alcanza la intensidad lírica de Robe pero supera en empatía a Fito, aunque, como él, incurra en una reiteración de patrones melódicos a veces irritante. Lo mejor es descubrirle como un sentimental sincero, capaz de pedir un aplauso para las víctimas del 11-M o teñir de melancolía mexicana un tema, El vals del adiós, con el que Enrique Urquijo le señalaría como hijo pródigo.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_