Irujo enseña los dientes

Ninguna de las dos parejas ya clasificadas para semifinales que han jugado su undécima jornada del campeonato se han despreocupado del resultado. Les importa el prurito del compromiso porque, en realidad, enfrentaba a los dos mejores delanteros de esta especialidad. Nadie se ha relajado, pero Juan Martínez de Irujo ha estado muy superior.

No es la primera vez en este torneo que el delantero navarro cuaja buenas sensaciones. Bien es cierto que en la jornada de ida ante Aimar Olaizola dobló la rodilla, pero en el Labrit navarro se ha esmerado hasta conseguir una holgada victoria. Un marcador de 22-15 refleja una superioridad evidente que, además, se ha producido.

No importaba que Xabi Tolosa tuviera el compromiso de relevar al lesionado Abel Barriola en la zaga. El joven pelotari guipuzcoano ha cumplido con la papeleta, pero, además, su compañero le ha allanado el camino siempre que se ha terciado y así todo ha sido más fácil, sobre todo a partir del ecuador del partido.

Todo se ha resuelto a partir de una espectacular tacada de Irujo una vez que ha cogido el saque cuando el marcador le era adverso (10-9). Desde ahí, se ha envalentonado, ha cruzado muy bien la pelota y Olaizola II no ha sabido cómo reaccionar. El encuentro se ha roto y desde entonces Irujo solo ha tenido que controlar la situación.

A pesar de que en algún momento el campeón manomanista ha apretado el acelerador, Irujo no estaba por la labor de ceder el terreno ganado con anterioridad. Cada uno de los dos delanteros ha cometido una falta de saque que siempre supone un dato anecdótico cuando por medio no hay trascendencia. Era el caso.

Irujo se coloca en las semifinales de manera matemática y enseguida le acompañará Olaizola, líderes de las dos parejas más regulares aunque también alteradas en su composición en más de un partido. Posiblemente a Aretxabaleta se le ha notado en exceso la falta de ritmo en algunos momentos cuando hasta su baja siempre se había mostra como un seguro de garantía. Pero es que este sábado, en Pamplona, Irujo estaba intratable, ha enseñado los dientes de su ambición.