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TVG alega que vigila webs y correos de su plantilla como “los demás”

La oposición critica que el ente controle también la vestimenta de los periodistas El BNG se preguntó si pretendían evitar “que alguien marche de allí con la fórmula de Luar"

El director de la Compañía da Radio Televisión de Galicia (CRTVG), Alfonso Sánchez Izquierdo, aseguró en el Parlamento de Galicia que la decisión de controlar el uso que sus trabajadores hacen de internet solo supone cubrir “una laguna que teníamos”. “No estamos haciendo nada que no hicieran los demás”, justificó, asegurando que la medida solo pretende garantizar la seguridad de los sistemas informáticos de la compañía y no es una forma de censura ya que esta “no sirve para nada”.

El pasado mes de enero los sindicatos de la CRTVG revelaron que el ente público acababa de aprobar dos nuevas normas sobre el uso de los sistemas informáticos y sobre la vestimenta y apariencia de los periodistas, medidas que interpretaban como una nueva muestra de la censura que, dicen, impera en la compañía. En su comparecencia ante el Parlamento para explicar estas normas, Sánchez Izquierdo negó cualquier tipo de inquisición y aseguró que, “en los tiempos que corren”, no le preocupan los comentarios anónimos en las redes ya que “censurarlo no sirve para nada”. Sánchez Izquierdo se refería implícitamente a las críticas que trabajadores de la CRTVG difunden de forma anónima a través de páginas web como Eu non manipulo, iniciativa para denunciar casos de censura informativa en la compañía. El director general asumió como inevitable que ese tipo de críticas acaben trascendiendo fuera de la compañía, pero calificó de “disparate” que los profesionales de la casa lancen esas denuncias ante cámaras de televisión de otras empresas.

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Desde la oposición, la socialista María Quintas atribuyó las nuevas normas de control de los profesionales a una “venganza” de la dirección de la compañía por iniciativas como Eu non manipulo. El diputado de AGE Juan Manuel Fajardo, que acudió a la Cámara con una de sus habituales camisetas reivindicativas, en este caso con la imagen de una Rosalía de Castro ataviada como Fidel Castro, preguntó a Sánchez Izquierdo si podría trabajar con ella en la CRTVG “o tendría que ir como usted, pareciendo un conservador”. El director general le contestó asegurando que no veía ningún problema en la camiseta y que la estatal RTVE cuenta desde hace tiempo con normas de estilo parecidas. Pero Fajardo insistió en que “el miedo es la mayor herramienta de control” en la CRTVG, que definió como “un artilugio pensado para manipular la realidad gallega”.

Por parte del BNG, Montse Prado ironizó con las medidas de control informático implantadas y se preguntó si la CRTVG pretendía evitar “que alguien marche de allí con la fórmula de Luar en un pen drive”. También criticó que la vigilancia sobre el uso que los trabajadores hacen de los equipos informáticos atenta contra “el derecho de confidencialidad de las fuentes” periodísticas.

El director general de la CRTVG negó todas las críticas y aseguró que la compañía solo pretende igualar sus procedimientos a los de otras empresas públicas de comunicación. Sánchez Izquierdo destacó que las nuevas medidas informáticas afectan a todos los trabajadores de la compañía, de los que solo “el 20%” son periodistas. “Todos tienen que ser responsables”, dijo, para asegurar que desde que se implantaron los controles el tráfico de internet es similar al anterior “pero sí desaparecieron usos de riesgo”. Sobre las acusaciones de censura, Sánchez Izquierdo se preguntó por qué las críticas anónimas lanzadas a través de Eu non manipulo son consideradas por la oposición como libertad de expresión pero no reciben el mismo trato las decisiones asumidas como propias de los jefes de informativos de divulgar o no, y de qué forma, determinados hechos noticiosos.

En apoyo de Sánchez Izquierdo salió el diputado popular Agustín Baamonde, quien atribuyó las críticas de la oposición a su “retórica” habitual, consistente en “acusar a los medios de comunicación del Gobierno cuando se está en la oposición”. Esa frase fue también atacada por la oposición por identificar los medios públicos con medios gubernamentales.

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