Localizado el baño ritual del Barrio Judío de Girona
El 'mikve', usado para purificarse, es uno de los pocos que quedan en Europa
Una excavación arqueológica ha permitido localizar el mikve (o mikveh), el baño ritual del Barrio Judío de Girona. El hallazgo de estos restos del siglo XV en la sinagoga fundada en 1435 y abandonada en 1492, en la zona nordeste del actual Centro Bonastruc ça Porta, pone de manifiesto la importancia del patrimonio judío gerundense. Se trataría de uno de los baños rituales de época medieval, concebidos básicamente para purificar a las mujeres, de los pocos que se han conservado en Europa, junto con los de Montpellier y Sicilia y en la península Ibérica el único junto al de Besalú (Garrotxa), según la directora del Museo de Historia de los Judíos de Girona, Silvia Planas.
El verano de 1492 la expulsión decretada por el rey Fernando contras las comunidades judías obligó a la comunidad gerundense, que estaba formara por una veintena de familias, a vender su sinagoga con los espacios comunitarios circundante. Gracias a disponer en los archivos de los documentos de esta venta, se ha localizado el emplazamiento de la sinagoga, a nivel del patio superior del edifico que hoy en día acoge el Museo de Historia de los Judíos de Girona.
En este lugar estaban las escuelas (sinagoga) de la aljama de los hombres judíos y de las mujeres donde se hace el oficio según el rito judío; el hospital y los baños situados dentro de la judería. En este lugar, el espacio conocido hasta ahora como "cisterna" ha sido tradicionalmente objeto de interpretaciones diversas. Aprovechando la detallada documentación existente, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Girona dirigidos por Jordi Sagrera, que ya habían hecho otras prospecciones en el Call, entre el 10 y el 21 de febrero han llevado a cabo una nueva intervención arqueológica. Fruto de estos trabajos según el mismo Sagrera se ha podido afirmar que se ha hallado el mikve, "un elemento mucho más importante desde el punto de vista histórico, que no tanto monumental".
Ahora, según los expertos, se puede asegurar que en el siglo XV el muro de la fachada norte y el de separación respecto a la finca vecina, a levante, cerraban una piscina —lo que anteriormente se había creído que era una cisterna— rectangular, con una profundidad de 1'50 metros. La primera opción finalmente se descartó porqué en esa época todas las cisternas estaban en el subsuelo, ha explicado Sagrera. Se accedía por medio de un dintel largo y bajo dispuesto en diagonal en el ángulo suroeste y por un rellano de losas de piedra que facilitaba el acceso al agua. La piscina comunicaba directamente con una pequeña cámara adyacente ubicada al lado occidental, de la cual también se ha descubierto en esta última excavación el muro de cierre occidental y el pavimento original de adobes rectangulares. Juntos conformaban un conjunto unitario perfectamente estanco al que se entraba por una única puerta abierta en la pared de mediodía. Se conserva el dintel y el arranque de las jambas.
Las mujeres debían sumergirse tras la menstruación y los partos
La piscina, se alimenta del agua de un depósito situado a unos dos metros al sur de aquella puerta, espacio que, entonces, probablemente funcionaba como un patio al aire libre. Este depósito es otro nuevo hallazgo. El encargado de la excavación, ha apuntado que "se trata de una estructura de obra delimitada por muros de piedra y de mortero, de planta rectangular" (110x160 por 50 cm de profundidad). "El fondo no es plano, sino que marca un desnivel hacia el norte hasta un agujero de desagüe que atraviesa la pared norte del depósito, en dirección a la sala de la Piscina", ha detallado Sagrera. También se han hallado las canalizaciones por las que circulaba el agua, que procedía, según Sagrera, "posiblemente de la lluvia".
El mikve, que era uno de los espacios más importantes de la estructura sinagogal, se utilizaba principalmente para la purificación de las mujeres. "Cada mes una semana después de la menstruación y entre un mes y dos meses después de los partos, debían sumergirse limpias, desnudas y de pie, tres veces en la piscina para purificarse" ha explicado la directora del Museo. Hasta que no lo estuvieran, no podían cocinar, ni tocar la ropa, ni, sobre todo, ni ser tocadas ni tener relaciones con sus esposos. En ocasiones puntuales, como por ejemplo antes de grandes acontecimientos, también se purificaban los hombres.
Todo este conjunto de estructuras documentadas se amortizaron y se cubrieron entre finales del siglo XV y mediados del XVI. Se puede decir entonces, según el arqueólogo, que "podemos afirmar que estamos ante los restos de un mikve que la población judía de Girona utilizó desde 1435 hasta su expulsión.
El consejero de Cultura, Ferran Mascarell, ha destacado la importancia de este hallazgo "porqué ratifica que somos un país hecho de una mezcla muy notable de realidades que han convivido" y que "es una magnifica aportación a la historia". Para el alcalde, Carles Puigdemont, "otorgan un nuevo interés cultural a la ciudad, resituada como foco de atención internacional". La intención es museizarlo y que se pueda visitar y entre a formar parte del recorrido del barrio judío de Girona.
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