Génova deja vía libre a Quiroga para configurar su equipo

Una semana después de que estallase abiertamente el conflicto en el PP vasco, tras sondear su presidenta, Arantza Quiroga, con los tres barones provinciales la posibilidad de relevar a Iñaki Oyarzábal como número dos, el partido intenta rebajar su exposición pública y la imagen de división, consciente de que quedan tres semanas hasta el congreso extraordinario para buscar un consenso.

En ese camino, Quiroga recibió ayer un respaldo de la dirección nacional de Génova a sus posiciones, sin entrar en la polémica del nombre concreto del secretario general. El número tres del partido, el vicesecretario de Organización, Carlos Floriano, dejó vía libre a la presidenta para “configurar un equipo sólido, que pueda fortalecer” el proyecto del partido.

Floriano, quien compareció en la sede del partido en Madrid, elogió a Oyarzábal, miembro como el de la ejecutiva nacional, para calificarle a renglón seguido de “una persona de las muchas valiosas” que hay en el PP vasco. Y con ello, la insistencia en que el debate no ha de ser de “personas”, sino de ideas para forjar un proyecto político “lo más fuerte posible” y “con vocación mayoritaria”.

El vicesecretario de Organización dejó claro también que la formación de ese nuevo equipo que vote la militancia en el congreso de marzo no compete a Génova, sino a la propia dirección vasca.

Quiroga ve así reafirmados algunos de los planteamientos con los que viene trabajando desde que estalló la crisis. La presidenta se siente avalada por Mariano Rajoy para configurar la ejecutiva que quiera, después de que el presidente del partido le diese luz verde para convocar el congreso extraordinario en la reunión que ambos mantuvieron en La Moncloa a mediados del pasado enero.

La dirección nacional quiere evitarse otro frente de conflicto después de que la elección de Juan Manuel Moreno como nuevo líder andaluz haya destapado las tensiones internas, especialmente en torno al papel de la secretaria general, María Dolores de Cospedal.

Entre la crisis andaluza y la vasca existe una diferencia orgánica que adquiere relevancia política: allí se trataba de designar al líder del partido; en Euskadi nadie aspira a la presidencia aparte de Quiroga.

“El cargo de secretario general no es electo, sino de la confianza total del presidente, que puede designar a quien quiera”. Las palabras de un dirigente vasco reflejan una de las razones por las que Génova va a evitar una intervención directa, salvo que la pelea por el liderazgo que subyace tras el debate sobre el número dos se enconase, algo que todas las partes quieren evitar.