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San Sebastián evoca al Català-Roca de la España de blancos y negros

La Sala Kubo de San Sebastián muestra 150 imágenes de uno de los mejores fotógrafos documentales europeos del siglo XX

Mikel Ormazabal
El fotógrafo Chema Conesa, junto a la imagen titulada 'Publicidad', en la exposición sobre Català-Roca en la Sala Kubo-Kutxa.
El fotógrafo Chema Conesa, junto a la imagen titulada 'Publicidad', en la exposición sobre Català-Roca en la Sala Kubo-Kutxa.JAVIER HERNÁNDEZ

El fotógrafo Francesc Català- Roca (Valls, 1922- Barcelona, 1998), considerado uno de los mejores exponentes de la fotografía documental del siglo XX, despliega en San Sebastián toda su plenitud creativa en una exposición con 150 imágenes que retratan la España de los años cincuenta. Dos mujeres que siguen atentas el sorteo de la lotería, Salvador Dalí saltando a la comba en 1953, vendedoras de hogazas de paz, una jovencísima Micaela Flores La chunga bailando ante unas fábricas en Barcelona, dos mujeres con sus respectivos marineros dirigiéndose hacia un callejón, un cura bendiciendo unos animales o una gitanilla con un bebé en brazos con las chimeneas de Barcelona al fondo... son algunas de las majestuosas imágenes en blanco y negro que retratan un país de blancos y negros.

La muestra que acoge la Sala Kubo-Kutxa se compone de 150 fotografías que han sido seleccionadas por el fotógrafo Chema Conesa, comisario de la exposición titulada Català-Roca. Obras maestras y que ha dedicado casi un año a escudriñar un total de 200.000 negativos y 17.000 planchas de contactos que el autor cedió en su día al Colegio de Arquitectos de Cataluña para su clasificación, conservación y difusión.

Català-Roca. Obras maestras es un reportaje fotográfico que traslada al espectador a un tiempo y un país de claroscuros, perfectamente recogidos en las imágenes que Catalá-Roca obtuvo durante los viajes que realizó por toda España entre 1953 y 1964 por lugares como Madrid, Barcelona, Murcia, Cuenca, Sevilla o Menorca. "Es su época de mayor esplendor creativo", ha afirmado Conesa, quien ha destacado "la grandeza de su ojo", "su forma de mirar" la realidad, además de otras virtudes técnicas, como "el perfecto uso de la geometría para dar expresividad a la fotografía", "la maestría en los contraluces" o "el juego maravilloso de las líneas y las diagonales".

Català-Roca fue una "obsesión infantil" para el comisario de la exposición, quien con solo 13 años conoció a aquel cuando fue a su casa de Murcia para pedir permiso para acceder al balcón desde el que quería captar una imagen. "Era un hombre muy obsesivo, vital y tremendamente exigente con su trabajo", asegura Conesa.

En contra de lo que defendía el autor, la gran mayoría de las fotografías están enmarcados, algo que detestaba Català-Roca porque nunca quiso que se le considerara un artista. Él prefería montarlas sobre bastidores, desnudas, en toda su plenitud. Y así se ha hecho solo con la serie que fotografió un domingo de 1955 en Carrascosa del Campo (Cuenca), el día en que Luis Miguel Dominguín organizó una corrida de toros para impresionar a la que después sería su mujer, Lucía Bosé.

La muestra, coproducida por La Fábrica y la Fundación Barrié, ha pasado por Vigo, Valladolid, Barcelona, Zaragoza, Oporto, Sevilla y Madrid. En la Sala Kubo-Kutxa estará abierta de martes a domingo hasta el día 1 de junio.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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