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Revienta una balsa minera entre Carballo y Malpica

Políticos locales habían alertado del peligro hace casi un año Industria se comprometió a buscar soluciones que no llegaron

El Ayuntamiento de Carballo había alertado del peligro hace casi un año, y la Consellería de Industria se había comprometido a ponerle remedio, pero ayer de madrugada una de las balsas de lodos de la mina de cuarzo de Monte Neme ya no resistió ni un segundo más la fuerza del agua y el viento, y se rompió. Como consecuencia se produjo una avalancha de material que alcanzó, ladera abajo, las localidades de Aviño (Malpica) y Razo da Costa (Carballo), arrasó el monte, sepultó de áridos varias fincas privadas y amenazó una vivienda.

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“Afortunadamente”, explicaba ya por la tarde el alcalde de Carballo, Evencio Ferrero (BNG), la riada “se bifurcó”, repartió su fuerza en dos direcciones y redujo su capacidad de daño. “Ahora hablamos con tranquilidad, pero podía haber sido mucho peor. Fue una lotería”, comentaba el regidor. El hecho de que, en torno a la mina abandonada hace tres años, convertida ahora en el mejor mirador de la costa, hubiese crecido un denso pinar también ayudó a evitar el desastre ambiental. El monte alto frenó el ímpetu de la lengua de lodos. Cuando el fango que corría como la lava por la ladera alcanzó la primera de las casas, el muro que la cercaba resistió la embestida y desvió la avalancha hacia un lado. Bajo el escombro desaparecieron varias pistas forestales. También una carretera que une los dos municipios afectados y que quedó cortada, aunque por la tarde ya se había logrado retirar el material que enterraba y volvió a abrirse al tráfico.

La cantera, monte arriba en el límite entre Carballo y Malpica, dependía de la empresa Leitosa, con matriz en Valencia. La explotación, que en tiempos fue de wolframio, cambió varias veces de manos hasta que la última concesionaria entró en concurso de acreedores y la mina, ahora de cuarzo, fue abandonada. En el lugar, según se había denunciado en marzo, no había medidas de seguridad, ni señalización de peligro, y una de las balsas amenazaba con desbordar y presentaba una brecha en un extremo. Por esta parte débil es por donde, finalmente, reventó la laguna artificial el domingo por la noche. Industria había anunciado medidas preventivas, e incluso se habló de pedir cuentas a la compañía. Pero fue ayer, a posteriori, cuando, cuenta Ferrero, recibió la llamada del secretario general de la consellería responsable del control de las minas. Ahora, la Xunta sí enviará a sus técnicos para unas “actuaciones de emergencia”.

La plataforma ecologista Salvemos Cabana, que nació para luchar contra el proyecto de la mina de oro de Corcoesto, también en la comarca de Bergantiños, defiende que se trata de "un desastre ambiental sin precedentes" en la zona y de "un recordatorio de cómo la falta de previsión de la Dirección Xeral de Minas ha derivado en un accidente que podría haberse evitado". "La peligrosidad e inestabilidad de las balsas de este complejo minero abandonado había sido reiteradamente advertido por múltiples colectivos y particulares", pero "la Consellería de Economía e Industria se desentendía del problema", denuncia el colectivo, que continúa alerta ante la posibilidad de que se reactive la concesión la mina de oro a favor de una nueva empresa. De hecho, uno de los aspectos más criticados del proyecto de Edgewater para Corcoesto eran, precisamente, las enormes balsas de residuos, que ocuparían una superficie comparable al casco antiguo de Santiago y quedarían en el lugar para siempre. Al año, en el mundo, se registran hasta tres desastres ambientales por roturas de balsas mineras, según denunció durante el conflicto de la mina de Bergantiños la Sociedade Galega de Historia Natural.

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