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Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un lujo en tiempos de crisis

Viendo tanto lujo en escena con 'La Sonnambula', como contratar a Juan Diego Flórez, da la sensación de que en el Liceo no pasa nada grave

El tenor Juan Diego Flórez durante 'La sonnambula' de Bellini en el Liceo.
El tenor Juan Diego Flórez durante 'La sonnambula' de Bellini en el Liceo.antoni bofill

En el Liceo ya nada es lo que parece. Tres días antes de levantar el telón para ofrecer un montaje de La sonnambula coproducido por dos de los teatros con mayor presupuesto del mundo —Covent Garden de Londres y Ópera de Viena— el director del Liceo, Roger Guasch, presentaba un plan de viabilidad económica para mantener a flote un teatro con una deuda acumulada de más de 16 millones de euros y una alarmante pérdida de ingresos y actividad. Viendo tanto lujo en escena —y contratar a Juan Diego Flórez es un lujo que no todos los teatros pueden permitirse— da la sensación de que en el Liceo no pasa nada grave: pero entre bambalinas, mientras sigue el espectáculo, las sombras de un negro futuro se ciernen sobre los trabajadores.

¿Durante cuánto tiempo más podrá el Liceo costear la presencia de las mejores voces del mundo? Nadie lo sabe, así que mejor no perderse la lección de belcantismo que imparte Flórez en esta encantadora ópera de Vincenzo Bellini, que no se representaba en el coliseo de la Rambla desde hace 27 años, aunque sí se ha programado en versión de concierto. Siendo obra de soprano —famosas divas han lucido sus mejores armas en el papel de Amina, desde Giuditta Pasta, que estrenó la ópera en 1831, a Callas, Sutherland y Gruberova— la exultante vocalidad de Flórez, que fue aclamado por el público, la convierte también en ópera de tenor, haciendo justicia al papel de Elvino, estrenado por el legendario Giovanni Battista Rubini.

LA SONNAMBULA

LA SONNAMBULA, de Bellini.

Con Patrizia Ciofi, soprano; Juan Diego Flórez, tenor; Nicola Ulivieri, bajo; Elenora Buratto, soprano. Orquesta y Coro del Gran Teatre del Liceo. Daniel Oren, dirección musical. Marco Arturo Marelli, dirección escénica. Producción del Covent Garden de Londres y la Ópera de Viena. Teatre del Liceo. Barcelona, 27 de enero.

El tenor peruano lució con generosidad sus cualidades: elegancia y brillantez en los agudos, perfección técnica, pleno dominio del estilo belcantista, dicción impoluta y calor expresivo. Le encanta explayarse en las amplias y delicadas melodías bellinianas, tarea que le facilitó el director de orquesta israelí Daniel Oren, que efectuaba su debút liceista. Demostró experiencia y dominio del repertorio romántico, obteniendo buen nivel de la orquesta, pero la elección de tempi demasiado lentos, ideales para el lucimiento de Flórez, restó vigor a la partitura.

La soprano italiana Patrizia Ciofi, que asume el difícil papel de Amina en el primer reparto, tras caer del cartel Diana Damrau, no comenzó en buena forma. Pero, dejando a un lado asperezas y estridencias puntuales, cantó bien, con musicalidad y gusto en el uso de los adornos e implicada dramáticamente en la propuesta escénica. Correcto, sin más, el bajo italiano Nicola Ulivieri (Conde) en un papel que pide mayor nobleza expresiva y rotundidad. Otra voz italiana, la soprano Eleonora Buratto, aprovechó bien las oportunidades de lucimiento del papel de Lisa, mientras que dos voces catalanas, la mezzosoprano Gemma Coma-Alabert y el barítono Àlex Sanmartí resolvieron sus papeles con solvencia.

La propuesta del director de escena Marco Arturo Marelli transcurre en una gran sala de un hotel de los Alpes, convertida en espacio único en el que ensaya una aproximación psicológica a los personajes que tensa la situación más de la cuenta y consigue, cosa harto difícil, complicar de forma innecesaria un sencillo argumento sobre los celos y el miedo al deshonor de un joven y rico hacendado, ante la aparente infidelidad de su prometida, cuyo sonambulismo, que la conduce a las habitaciones de un conde en horas nocturnas, provoca el escándalo en un pueblecito suizo.

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