Apoteosis secreta de un negocio
Miguel Llinás Valls, en ‘Cameta’ sintió que le miraban todos los ojos en el paseo Marítimo de Palma, iba con dos sobres y dos millones de euros
En Cameta sintió que le miraban todos los ojos del mundo cuando salió del hotel al paseo Marítimo de Palma con dos sobres y dos millones de euros entre las manos. Cobrador para Unió Mallorquina, en 2005, en dos citas recogió los dos plazos del soborno, cuatro kilospor el solar de 600 viviendas de can Domenge.
El mensajero notó el vértigo del riesgo por su golpe y la culpabilidad de catecismo. Furtivo salió del escenario del crimen con el cuerpo del delito, sin preguntar, ni comprobar los fajos de 500 euros. Era una dádiva para su amo, el político que le mandó como emisario.
Cameta es Miguel Llinás Valls, rústico negociante, corredor de fincas y casas, constructor de Campos donde hay empresarios que tienen sin invertir un millón, por si acaso. Cameta era ignoto pero no es un don nadie, tiene posesiones, flota de coches y tejía relaciones como anfitrión en sus predios de can Coronell y es Revellar. Peces gordos de la capital enlucían sus comilonas. Al salir del juzgado él solo dijo: “hem d’anar a dinar”.
Cameta es un secundario, el porteador del cohecho de un negocio fatal —fallido— de can Domenge. Por el broche del escándalo —la decisión política corrupta, antes del soborno— tres cobradores y el pagador están condenados a la cárcel.
El cohecho desvelado (y por juzgar) lo pagó el potentado Román Sanahuja y se la repartieron Miquel Nadal, Tomeu Vicens y Maria Antònia Munar; dos millones para ellos y dos para el aparato electoral; unas migajas para Cameta y una mordida para el socio local, el constructor Ferrá Tur. Sanahuja se hundió con Sacresa en la burbuja y su competidor por can Domenge, Josep Lluis Núñez, ofendido por Munar, destapó el escándalo.
Se repartieron cuatro millones Nadal, Vicens y Munar de Unió Mallorquina
El corredor Cameta quedó desnudado al reventar el suelo de UM, con detenciones y cárcel. Confesó ante la policía antes de ser imputado y retornó los 35.000 euros del regalo del comisionista Vicens.
Cómplice —y acusador— al salir en los papeles por su rol secreto de porteador se han descubierto sus cuentas ocultas en Andorra y ha tenido que pagar un pastón a Hacienda para regularizar su dinero negro evadido. En el rastreo de los fondos ilegales de la corrupción de Baleares, SA, Cameta entra herido de rebote. Una cadena de arrepentidos carcelarios, cooperadores oportunos y sobrevenidos ahogó a UM.
Prototipo del subsistema local, poder-dinero-terrenos-contactos-favores-amigos (el paisaje de tantos pueblos), muñó en la sombra los pactos imposibles de Campos con exedil local de UM Guillem Ginard Pelliseta y el entorno de los enigmáticos poderosos los Peixet, los dos Tià Sagreras, el hijo alcalde del PP y el otro, su caza votos, que pulula siempre en un eje paralelo de la autoridad, a la antigua.
Peixet I, rico por el monopolio de semen vacuno, cría terneros en son Oliver cerca del olivar y pub sexual que fue granja porcina pionera de su compadre Tito Piris. Este cerró la quesería de su familia y vendió el solar; cuentan que dio a sus cerdos los últimos quesos de la cava. Can Piris no existe, se alzó un hipermercado.
En la crónica de la geografía Cameta-Piris-Peixet, está el rancho grande y el esqueleto de clínica caballar olvidados de Fausto Ferrero. Inmobiliario exestelar del grupo, Fer quiso para sí el chollo de can Domenge que Munar y UM lo dieron a quien pagó cuatro millones. Fer cayó con la crisis y su condena por delito fiscal. Esquivó la cárcel por la gracia del indulto del Gobierno de Rajoy.
El hombre de los sobres se hizo de UM para evadirse de la familia. Vicens para él era más que pariente, por él “iría a tirarle de una oreja al obispo”. Mandado, de confianza, recogió los sobres millonarios del hijo de Sanahuja que voló en avioneta de Barcelona a Palma. Le llamó por teléfono para localizarse en una cita ciegas en dos bares. Una vez llegó por atrás y le tocó el hombro. “Esto es para el señor Vicens”. Adiós. Recuerda que el otro usaba jeans y era más joven que él.
Miquel Cameta nunca tuvo el perfil obvio de quienes en los circuitos de los negocios sucios se apodan el hombre del maletín o el tres por ciento. Vicens le pidió “un favor” recoger unos papeles. “Alerta que también hay dobbers”.
Dinero y notas: Miquel Nadal dejó un esquema del reparto y asume el cobro. Vicens lo repartió y desveló por escrito a los tres años de estar en la cárcel. El pagador, el expotentado inmobiliario catalán Román Sanahuja lo narró al tribunal: “Me dijeron que tenía que pagar cuatro millones para entrar en Mallorca”. Continuará.
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