La alcaldesa de Quijorna pide la dimisión de la oposición por “denigrar” al pueblo
Mercedes García, del PP, autorizó un mercadillo fascista en un colegio público
Las disculpas de Mercedes García, alcaldesa del Partido Popular en Quijorna, por la venta de parafernalia fascista en que derivó lo que en teoría era una exposición de carácter histórico-militar a finales de septiembre en un colegio público no parecían muy sentidas. Los seis concejales del equipo de gobierno presentaron el pasado 13 de diciembre una moción en la que reclaman que los representantes municipales del Grupo Independiente de Quijorna (cuatro) y del PSOE (una), “dimitan de sus cargos” de ediles “por el daño irreparable que han producido tanto al pueblo como a sus vecinos”. También les instaron a que “se comprometan a conseguir la eliminación de las fotos manipuladas que aparecen en Internet-Google, en las que la imagen del pueblo sale notoriamente perjudicada” y consideran “un daño seguramente irreversible”.
Los responsables del Consistorio aseguran en su escrito “que nunca el Ayuntamiento censuró bandera, opinión, uniforme u otro elemento” y califican las informaciones de “falsas y tendenciosas”. “Este tipo de montajes no perjudican al equipo de gobierno”, añaden. “Resulta ahora que los responsables de la mala imagen de Quijorna somos los partidos de la oposición y no quienes gobiernan y toman las decisiones... ¡Y nos tachan de manipuladores, cuando la realidad es incontestable!”, reprocha Azucena Concejo, edil socialista. “Es el mundo al revés. Resulta que ahora los culpables de que se vendiera merchandising franquista y nacionalsocialista somos nosotros”, añade Carlos Castañeda, del Grupo Independiente.
En el mercadillo que se celebró en el colegio público Príncipes de Asturias, sin que la Comunidad de Madrid fuera informado, se podían comprar, en paralelo a objetos militares de época, desde pósteres y mecheros con la figura del dictador Francisco Franco a parches con la calavera emblema de las SS Totenkopf, estandartes con la esvástica nazi recién salidos de fábrica, bufandas de ultras —vinculados a la extrema derecha— de clubes de fútbol o cuadros con la efigie de José Antonio, fundador de La Falange.
“No había ninguna intención de herir los sentimientos de nadie. Cuando visité la exposición, no me di cuenta de que hubiera banderas predemocráticas o cruces gamadas. No iba con esa idea de fijarme”, intentó justificarse García, a la que el PP regional obligó entonces a dar explicaciones. La regidora —que no fue sancionada—, colocó al día siguiente del rastrillo ultraderechista una placa en un monolito en homenaje a "los caídos por Dios y por España en la defensa de Quijorna del 6 al 8 de julio de 1937”. En concreto a la Quinta Bandera de Castilla Crespi, al batallón de infantería de Toledo Nº 164 y al Tabor Ifni Sáhara, todos del bando nacional.
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