Del estado del bienestar al bienestar del Estado
El presidente de las PYMES alicantinas, Cristóbal Navarro, analiza la situación de la falta de crédito que está llevando “al cierre” a centenares de empresas en la provincia de Alicante.
Oigo demasiado a menudo que los cargos públicos -que dependen de los políticos- han crecido un 12% desde que comenzó la crisis, que los cargos “a dedo” superan la plantilla de cualquier empresa del IBEX 35 (más concretamente equivalen a un tercio de las plantillas sumadas del IBEX 35 al completo, que dicho sea de paso desde que comenzó la crisis han reducido sus costes de personal en un 16%), que algunos de nuestros representantes parlamentarios en las Cortes Valencianas “se duermen” en sus escaños sin gastar ni un decibelio por sus cuerdas vocales y sin caérseles la cara de vergüenza, que los que nos representan en las Cortes Generales vienen a las provincias sólo a dar el mitin de turno para recolectar votos en periodo electoral, que los que nos representan en el Parlamento Europeo se preocupan “por si vuelan en clase business ó en turista”, más que por saber e informarnos de lo próximo que nos espera.
Mientras, estos mismos políticos, representantes nuestros, nos mienten a la cara con falacias de supuestas noticias de recuperación, algunas tan burdas como el descenso del desempleo, cuando hasta el más torpe sabe que ese descenso se debe a otras causas que, además, no son nada halagüeñas.
Esperando y esperando los incentivos para las PYMES, el Gobierno sube los costes de cotización a la Seguridad Social y las retenciones de los gerentes de las PYMES hasta un 42%, aunque estén cobrando 1.000 € al mes porque su pequeña empresa no da para más. Todo esto para eliminar la prestación médica a los emigrantes españoles que, cansados de no encontrar empleo en esta “tierra quemada” llamada España, se marchan a otro país en busca de su subsistencia.
¿Es para esto para lo que nos sacrificamos? Pues si, asi es. Que nadie lo llame “estado del bienestar” porque, obviamente, a lo que contribuimos todos es al “bienestar del Estado”, de esa casta de privilegiados que les ha tocado ir en la parte de atrás del carro del que tiramos todos los que seguimos cotizando, ciudadanos y pymes. De paso, de vez en cuando, se permiten darnos algún “latigazo” legislativo que otro ó algún escupitajo en forma de noticia que ni el más incapaz de los mortales se creería.
Todo ello lo que hace es que se perdamos la confianza en lo que nos dicen y nos transmiten, que no se quiera invertir ni contratar a nadie, que la intención de voto descienda hasta donde no se había visto nunca y que, después de llevar perdida casi una década con estupideces que no nos llevan a ninguna parte, nuestros gobernantes, todavía sigan con los mismos devaneos e incertidumbres que desde el principio de la crisis.
¿Cuándo se van a tomar las medidas que se necesitan para crear empresas y generar empleo? Después de lo visto, parece que mientras nuestros ineptos gobernantes no sean ellos los que tienen necesidad, nos tocará esperar para ver si de las recuperaciones de los demás, nos contagiamos por inercia.
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