Pastor mantiene el AVE Vigo-Ourense que Feijóo y Adif no ven prioritario
“Lo hemos defendido y sigo haciéndolo”, dice la ministra La obra supone gastar 2.330 millones para ahorrar media hora de viaje
Costaría 2.330 millones de euros para ahorrar media hora de viaje, no es una prioridad para la Xunta, Adif barajó no construirlo y pocos en el sector confían en que lo haga a corto o medio plazo. Aún así, la ministra de Fomento, Ana Pastor, asegura mantener entre sus planes el AVE Vigo-Ourense por Cercedo, al norte de Pontevedra, una línea de 50 kilómetros para evitar un rodeo por Santiago de la que no se ha movido una piedra en diez años. La semana pasada Fomento inició la exposición pública de un nuevo trazado, lo que para los optimistas prueba que Pastor es sincera cuando asegura que sigue adelante. Los pesimistas, sin embargo, creen que la ministra encubre su paralización con más trámites, que también cuestan dinero.
Una década de sucesivos estudios ha elevado su importe a 2.330 millones, más que todo el menguante presupuesto anual de la Xunta para Educación. Ya cuando el coste previsto era inferior, el presidente Alberto Núñez Feijóo admitía, en mayo de 2012, que la línea de Cerdedo no era una prioridad para él y que los vigueses deberían viajar en AVE a Madrid pasando por Santiago. Pero apenas unos días después Ana Pastor lo corregía y aseguraba que el proyecto seguía “adelante”.
El pasado lunes la ministra estuvo en Vigo y, aunque se cuidó de prometer plazos, volvió a ratificar que los vigueses irán a Ourense por Cerdedo. “Lo hemos defendido siempre y sigo haciéndolo”, dijo. Lo hizo un día después de recordar, en una entrevista con este diario, que no acometerá otra obra similar, la variante de Loja, 18 kilómetros del AVE a Granada en los que “para ahorrar siete minutos se invertían 450 millones”. En Cerdedo, según varias estimaciones, los 2.330 millones permitirían ahorrar media hora de viaje.
Pese a que Pastor trata de forma distinta ambas actuaciones, Loja y Cerdedo son los dos ejemplos que altos cargos de Adif coincidían en emplear hace unos meses al referirse a obras de coste desmesurado para los beneficios que se obtendrían. Son también dos de las obras que un informe de Adif desvelado en junio proponía dejar sin construir en toda España para lograr ahorros millonarios. La empresa pública calificó aquel documento de “borrador interno provisional”, pero muchas de sus propuestas ya se han venido aplicando desde entonces, como la citada anulación de la variante de Loja.
Un mal menor propuesto por UGT
El AVE Vigo-Ourense por Cerdedo fue propuesto por UGT hace más de una década como alternativa a las vías actuales junto al Miño. El entonces ministro Francisco Álvarez-Cascos había decidido que no habría una única línea de entrada a Galicia como quería Vigo en forma de L (Ourense-Vigo-Pontevedra-Santiago-A Coruña) sino que, como prefería A Coruña, desde Ourense partiría una línea directa a Santiago. Cuando Fomento aceleró la construcción de esa línea hoy ya en servicio, en la que se produjo el accidente de Angrois del pasado 24 de julio, UGT planteó como mal menor aprovecharla en parte para Vigo con un ramal de 50 kilómetros desde O Carballiño hasta Pontevedra.
En 2003 Fomento lo aceptó y comenzó estudios que en 2007 arrojaron un primer presupuesto de 1.456 millones. Desde entonces, aquella idea ha sufrido todo tipo de cambios, retrasos y encarecimientos. Su primera declaración de impacto ambiental no llegó hasta 2010, cuando su trazado se aprobó “definitivamente”. Pero no fue así, porque luego se decidió rebajar la cota del trazado para unir varios túneles en uno solo de 18 kilómetros y desplazar más al sur su enlace con Pontevedra. Ello obligó a encargar un nuevo estudio ambiental y ahora Fomento acaba de abrir un nuevo periodo de alegaciones que tardará meses en resolverse, tal vez años.
Según Adif, construir un kilómetro de plataforma para el AVE “oscila entre los cinco y los 15 millones de euros” en tramos normales, cifras que se disparan en los grandes macizos montañosos hasta los 43 millones por kilómetro que costaron los túneles de Guadarrama, en la entrada a Madrid. En Cerdedo, con 40 kilómetros bajo tierra, incluidos los 18 del que sería el tercer mayor túnel ferroviario de España, el kilómetro saldría a una media de 41,5 millones.
El ingeniero Xosé Carlos Fernández, que lleva una década fiscalizando los proyectos ferroviarios gallegos, tiene claro que “el AVE de Cerdedo no se va a hacer”. Su pronóstico es que la decisión se irá posponiendo, con trámites dilatorios como el actual y encareciéndose aún más para que nadie lo apremie en época de recortes, hasta que esté terminado el Eje Atlántico entre Santiago y Vigo. Entonces se comprobará, según su argumentación, que el viaje por Santiago supone solo 25 minutos más que por Cerdedo y que, sin esa obra, Vigo estará apenas “13 minutos” más lejos de Madrid que A Coruña. A su juicio, será entonces cuando los políticos se atreverán al fin a decir públicamente que no se hará. Frente a ello, Fernández sigue apostando por un nuevo trazado directo entre Ourense y Vigo por el sur, por Mondariz y el valle del río Tea.
UGT, promotora original del trazado por Cerdedo, no tiene ya hoy el predicamento político ni la proyección mediática de hace diez años. Aún así, fuentes técnicas del sindicato insisten en que tarde o temprano se acometerá una obra similar pero más barata, sin un túnel tan largo y costoso. Y aseguran que media hora de ahorro, en un viaje de tres horas y media a Madrid, merece la pena para el millón de personas que se beneficiarían, tantas como las que se aprovecharán de los mucho más caros túneles de Pajares a Asturias.
Cerdedo llegó a hacer que el alcalde socialista de Vigo, Abel Caballero, condicionase en 2007 su candidatura a que el Gobierno amigo de entonces garantizase la obra. Tiempo después, el ministro José Blanco propuso ejecutarla con una colaboración público-privada, pero el Ejecutivo actual considera que esa fórmula ya no da resultados. Aún así, Caballero dice confiar en la palabra de Pastor, con la que se esfuerza en escenificar una buena relación frente a sus desencuentros con Feijóo.
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