Las víctimas de pedófilos a través de la red se triplican en dos años
Los Mossos trabajan en 21 casos de ‘grooming’ con 48 menores implicados en lo que va de año La policía catalana avisa de que el fenómeno “va a más”
Cuando algunos padres se dieron cuenta de que un pedófilo había contactado a través de Internet con un menor haciéndose pasar por otra persona, corrieron a explicarlo al centro escolar donde estudiaba el crío. La dirección y la Asociación de Madres y Padres de una escuela pública de Barcelona se volcó en el caso, e incluso inició una pequeña investigación. Habían descubierto que un hombre “ajeno” al colegio había agregado a través de la red de Google+ a algunos alumnos con “intenciones poco claras o nada recomendables”, según recoge un correo electrónico que distribuyeron desde la escuela. Y lo había hecho valiéndose del nombre de un conocido personaje de un libro de lectura obligada en el instituto.
El centro educativo acudió a los Mossos d’Esquadra, que en estos momentos investiga el caso. La recomendación fue clara: recopilar casos y que todas las víctimas acudiesen a denunciarlo. Desde entonces, los padres viven con mucha preocupación lo que ocurre. Es lo que se conoce como grooming: un mayor de edad se acerca a un menor a través de internet, le hace creer que es otra persona y consigue meterle en una espiral hasta que la víctima acaba produciendo pornografía infantil. Cuando el menor descubre el engaño y desea salirse de ese círculo vicioso, llegan las amenazas y las coacciones. Si el “esclavo sexual” no sigue produciendo esos vídeos, el acosador difundirá todas las imágenes comprometidas que ya posee del menor.
Según fuentes policiales, podría haber menores de otros centros educativos que habrían aceptado en su círculo virtual de amigos a ese presunto pedófilo, aunque hasta el momento no ha trascendido que el hombre haya logrado su propósito
El de esta escuela es solo uno más de la multitud de casos que acumula Mossos. “El fenómeno que va a más”, cuenta el subinspector Rubén Mora. Las cifras así lo avalan. En 2011, sólo la unidad central de Mossos —que se hace cargo de las investigaciones más graves— detectó 19 víctimas, que denunciaron su caso ante la policía. En 2012, la cifra se disparó a 57. En lo que va de año, los Mossos cuentan ya con 48 menores acosados por pedófilos.
La policía catalana trabaja para intentar poner freno a este delito, pero se encuentra con una realidad infinita: internet. Un acosador tiene multitud de formas, fórmulas, lugares y plataformas de las que pueden valerse para llegar a los menores. “La más popular es Facebook, pero se valen de Whatsapp, de Google +, de la X-Box, la Play Station... Todo”, admite el subinspector especialista en delitos informáticos.
El único objetivo de esos acosadores, cuenta Mora, es conseguir el placer inmediato a través de la producción de pornografía infantil. Las víctimas suelen dividirse en dos grupos, de 8 a 12 años y de 12 a 16. Normalmente, el peligroso juego empieza como algo erótico. Las fórmulas son variopintas, y cada caso es distinto, aunque Mora distingue dos grandes maneras de aproximación. Por un parte, están aquellos menores que viven una situación complicada, y la hacen pública a través de algún tipo de red social. El pedófilo, ocultando su identidad, diciendo ser otra persona y con otra edad, finge tender una mano amiga para engañar al crío. La otra fórmula habitual son los pedófilos que se hacen pasar por directores de agencias de modelos.
El proceso luego no dista demasiado: comienza con imágenes eróticas en ropa interior y acaba con pornografía infantil explícita. Cuando el menor descubre el engaño y se niega a seguir haciéndolo... “Llegan las amenazas y las extorsiones: cogeré las imágenes y las difundiré”, cuenta Mora.
No existe un perfil concreto de víctima, aunque es más fácil que caigan menores que empiezan a descubrir su homosexualidad y eso les genera inquietud. Tampoco existe un perfil único de pedófilo, pero Mora cuenta con cierta preocupación que los acosadores son cada vez más jóvenes y han empezado a detectarse también a mujeres entre ellos (apenas un 10% de los casos). En Olot, la policía catalana ha detenido a un estudiante de Formación Profesional de 20 años que ha extorsionado presuntamente a tres jóvenes de 14, 15 y 16 años, haciéndose pasar el director de una agencia de modelos.
“Hay una desinhibición absoluta hacia la pornografía infantil. Los niños están desensibilizados”, lamenta Mora. Pero no solo por parte del pedófilo, también del resto de menores. Lo que acaba acarreando unas consecuencias aún más nefastas: la doble victimización. Los acosados además de sufrir grooming tiene que aguantar también el ciberbullyng de sus compañeros, que han recibido las imágenes comprometedoras y que además las difunden con diversión. En casos muy extremos, la presión a los menores puede tener un resultado dramático. Una menor de Terrassa intentó cortarse las venas a raíz de la difusión de un caso de grooming.
Por eso la policía no aborda este tipo de acoso como un asunto menor. “Se trata como un fenómeno de terrorismo”, cuenta Mora, en referencia al tiempo en el que se mantiene a los detenidos incomunicados. Durante 72 horas aprovechan para rastrear todo su mundo virtual y real para comprobar la magnitud de la red que ha tejido y las posibles víctimas potenciales. Solo en 2012, los agentes descubrieron 23.360 archivos, imágenes y vídeos de material pedófilo de los 24 casos que investigaron. Entre ellos había 1.600 imágenes y 141 vídeos caseros. El año anterior, identificaron 3.441 víctimas potenciales de los 28 pedófilos que investigaron, aunque de estas solo denunciaron 19.
A pesar de eso, los Mossos tranquilizan a los padres: son muy pocos los casos en los que se produce el contacto físico real. E insisten en que la educación, tanto para padres como para hijos, es la mejor forma de prevención. Así como evitar que los menores se encierren con sus ordenadores, tablets o teléfonos. Una vez detectado a un posible pedófilo, “contención”, pide Mora. Lo primero es acudir a los Mossos, y evitar borrar nada, o interferir en lo sucedido. Cuantas más pruebas se reúnan contra el pedófilo, más fácil será detenerle.
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