El fiscal, el cantaor y la ‘striper’

¿Qué pueden tener en común un fiscal que ha pasado su vida entre legajos, un cantaor de flamenco y una artista que se hizo popular por sus desnudos? Parece que muy poca cosa. Sin embargo, el loby progresista Un dels nostres los unió la noche de este lunes en un hotel de Barcelona a cuento de la entrega del premio anual para reconocer el compromiso social de personas de ámbitos muy diversos y que cada año sirve para recordar a Christa Leem, la musa de la transición que saltó a la fama por un desnudo que protagonizó en TV-3.

Ofició de maestro de ceremonias, como cada año, Joan Estrada, presidente del loby creado en 2003 y que fue amigo personal de Leem, y ahora de Miguel Poveda, cuando el entonces joven artista se vino de Badalona a la capital catalana para abrirse paso. Y no faltó José María Mena, compañero y amigo de Carlos Jiménez Villarejo en mil batallas judiciales y políticas durante décadas, cuando la libertad estaba por conquistar y ellos ya creían en la igualdad de los ciudadanos ante la ley.

Aún la siguen reivindicando y el propio Mena recordó en sus breves palabras que “la fe es ciega porque no quiere ver y la justicia también, porque no debería ver con ojos distintos” a los justiciables. “Y basta repasar quienes son los beneficiarios reales de la justicia”, remató Mena, que también recordó el viaje de ida de Jiménez Villarejo de su Málaga natal a Barcelona en 1962 y el de vuelta de Miguel Poveda a Sevilla.

“A diferencia de otros catalanes que convivían plácidamente con la dictadura yo me alineé con lo que entonces se llamaba la clase obrera”, recordó Villarejo, en un discurso a calzón quitado que arremetió también contra el “capitalismo depravador, sus cómplices y sus títeres”.  No olvidó tampoco la tortura que sufrieron los detenidos antifranquistas, “a muy pocos metros de aquí”, el hotel Oriente de La Rambla donde se celebró la cena, en alusión al edificio policial de Vía Laietana. “Torturas que sufrieron principalmente los comunistas”, puntualizó Villarejo, que ocupó durante ocho años la Fiscalía Anticorrupción hasta que fue destituido por “ese secuaz de Aznar”, como definió Mena a Jesús Cardenal, el fiscal general del Estado de la época.

El exfiscal tampoco desaprovechó la ocasión para cargar contra los jueces que “no se atrevieron” a procesar a Jordi Pujol por el caso Banca Catalana, iniciado a partir de la querella que firmaron él y Mena, y clamó por evitar la ruptura de Cataluña y por mantener la “relación afectiva” con los pueblos de España.

El cantaor Miguel Poveda no pudo esconder su alegría por el reconocimiento, ni su satisfacción por compartir el premio con Villarejo y “estar a la altura de ustedes”. Su cante, a los postres, en catalán y castellano, inundó la sala del hotel, el mismo en el que se hospedaron las Brigadas Internacionales y Federico García Lorca, según recordó Joan Estrada.

El premio, como cada año, corrió a cargo del estudio Villuendas & Gómez, con una trayectoria de más de tres décadas y que ya diseñó en 1978 los carteles de la Cúpula Venus de 1978 en los que actuó Christa Leem. En esta edición han sido dos sombreros. Uno clásico para Villarejo, con los colores de la bandera republicana y que el exfiscal recogió puño en alto y otro con forma de bombín para el cantaor.

Villarejo y Poveda se suman así a una lista de premiados que se inició en 2006 y entre la que figuran el exjuez Baltasar Garzón, el hispanista Ian Gibson, la cantante Patti Smith o el comunista Marcos Ana.