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Llega un derbi excepcional

Nunca se cruzaron en 2ª División ambos vecinos y la única vez que lo hicieron en Liga fue hace casi 40 años

LUIS DE LA MATA

Faltó que el Lugo alcanzara un triunfo que atisbó en los primeros minutos del partido contra el Sporting para que el derbi gallego del próximo sábado se jugase en lo más alto. No estamos en cualquier caso ante un encuentro menor porque el Deportivo ha llegado a la cumbre tras su triunfo en Ponferrada (0-1, con gol de Culio y extraordinaria actuación del meta Lux) y la derrota del Recreativo en casa ante pujante Eibar. Y el Lugo se mantiene en puestos de promoción a pesar de caer 1-3 ante el Sporting, pese a adelantarse con un gol de Seoane luego superado por los de Luis Hernández, Lekic y Scepovic. Será un derbi, pero no un clásico. Nunca se cruzaron en Segunda División ambos vecinos y la única vez que lo hicieron en competición liguera fue hace casi 40 años. Será una cita excepcional como todo lo que les rodea esta campaña, que no cesa de fluctuar entre lo inesperado y lo asombroso. Lo es que el Deportivo anuncie superávit cada vez que realiza el cierre contable de la temporada (la pasada semana lo volvió a hacer) y mientras tanto la deuda se engrose cada vez más. Lo es que su presidente anuncie el martes que solamente importan dos cuestiones: firmar un convenio de acreedores que se pueda cumplir y lograr el ascenso y el viernes convoque una junta extraordinaria en la que se sustanciará, en pleno ecuador del campeonato, quien presidirá la entidad los próximos años. Lo es que el juez que pilota el proceso concursal aluda el retraso en la entrega del informe de auditoría del Consejo de Administración deportivista como como “una burla” a una resolución suya y un “absoluto desprecio a la legalidad” y “falta de consideración a la propia supervivencia de la entidad”.

Todo se sucede en el Deportivo a empellones, con sorpresa y la acostumbrada nocturnidad, pero excepcional es también la respuesta del plantel de profesionales que ha sabido aislarse del enorme estruendo institucional y crecer en tres meses desde las dudas hasta el liderato. Sólo como algo soberbio y admirable se puede calificar la pasión del deportivismo, capaz de acampar a millares en un polígono industrial berciano, resistir estoicamente en el graderío un ejercicio defensivo y volver a casa con la sonrisa en el rostro que otorgan los puntos. La grandeza del club propicia que las preguntas sobre el cómo se solapen ante los resultados porque todo el mundo ha interiorizado que la necesidad de sumar los puntos precisos para regresar entre los grandes trasciende sobre cualquier otro detalle, incluso, por irreal que parezca, sobre el fútbol. El Deportivo gusta poco y suma mucho, sabe cual es su fortaleza y la explota sin el rubor por su heráldica que a otros les frena. Y si hay que taparse desde el minuto uno ante la Ponferradina se hace. “Sólo podremos subir si somos los menos goleados”, reafirma quince jornadas después del inicio Fernando Vázquez, que no sólo sabe lo que tiene y lo que le falta sino que también conoce como explotar las numerosas carencias de los demás. Su equipo ha marcado menos goles que dos de los equipos que están en descenso, pero ha sumado catorce puntos más.

El Lugo entiende el fútbol bajo otro prisma. Tampoco le va mal, por más que ayer tropezara en un partido en el que no mereció caer siempre que el balón estuvo sobre el pasto. Perdió cuando tuvo que defender acciones en las que el Sporting exhibió su fortaleza. Se impone la reflexión interna cuando un equipo te supera al abordaje y genera incendios a partir de jugadas tan rústicas como un saque de banda sobre el punto de penalti, pero también cabe el elogio: el Lugo se rearmó tras sus errores y la fortuna del rival en jugadas como la que valió un gol con la rodilla de un zaguero asturiano, tomó el balón y encerró en su área al Sporting, mucho más atrás de lo que horas después defendió el Deportivo en Ponferrada. Le faltó pase de gol al equipo de Setién para descifrar la entrada en esos espacios reducidos. Nadie dijo que fuera a ser sencillo para uno de los modestos de la categoría mantener su estatus en la zona noble de la tabla. Al Lugo ahora le espera una prueba de carácter, la de mostrar si en Riazor puede bajar la pelota al piso y dominar el Deportivo. La respuesta de éste mostrará también de que pasta está hecho. Si se mantiene fiel al ideario que le ha llevado a la cima no debería temer un aparente sometimiento, incluso ante su gente, por más que todavía quede quien confunda jugar bien con jugar vistoso.

 

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