Vuelven los ‘clonadores’ de tarjetas
La Guardia Urbana detiene a 21 personas acusadas de sabotear cajeros
Los céntricos cajeros de la capital catalana han sido víctimas de una oleada de clonación de tarjetas. La Guardia Urbana de Barcelona informó ayer de la detención de 21 personas, en distintas operaciones en lo que va de año. Están acusadas de insertar microcámaras y lectores en los cajeros automáticos, con los que conseguían una copia de la tarjeta, así como el número secreto del cliente de la entidad.
“Es lo que se conoce como skimming”, contó ayer en rueda de prensa el intendente Carles Reyner. El mando policial advirtió que la práctica se ha “popularizado” y advirtió del riesgo de que se generalice.
La policía local detectó los primeros casos en febrero
Casi siempre por la tarde, en menos de dos minutos, los sospechosos colocaban la microcámara y el lector, que dejaban durante dos o tres horas, preferiblemente en los cajeros que están en la calle, porque no hay cámaras que los vigilen. En ese tiempo, según contó Reyner, podían conseguir los datos de entre 30 y 50 clientes. La microcámara la instalaba en la parte superior del cajero, y el lector para clonar lo superponían en la ranura de la entrada de la tarjeta. Ambos aparatos pasan desapercibidos para las víctimas, a la que le roban sus datos en el momento de la operación.
Los 21 detenidos han sido todos detenidos in fraganti en nueve operaciones que se han llevado a cabo durante este año. La mayoría son responsables de instalar el lector en el cajero, por encargo de otras personas, que luego procedían al clonado. Según contó Reyner junto al subjefe de la comisaría de Ciutat Vella de la Guardia Urbana, Benito Granados, los detenidos, no estaban coordinados entre sí. En los registros a los domicilios de los detenidos —algunos de los cuales se alojaban en hoteles que pagaban en efectivo—, la Urbana ha localizado 26 tarjetas clonadas.
La policía local detectó los primeros casos en febrero, cuando detuvieron a dos personas que acaban de hacer una compra de elevado valor en una tienda de telefonía y localizaron en su vehículo una oficina móvil con la que falsificar tarjetas al instante. En verano, los casos se multiplicaron. El intendente de la Guardia Urbana atribuyó ayer el incremento a que cada vez es más fácil y económico para los falsificadores insertar los dispositivos en los cajeros para copiar los datos de las tarjetas y obtener el PIN grabando la imagen cuando el cliente teclea su número secreto.
Por este motivo, Reyner recomendó ayer que, antes de utilizar un cajero automático, especialmente si está en la calle, se revise su aspecto para comprobar que no tenga elementos añadidos —como una banda con microcámara encima de la pantalla y una ranura sobrepuesta en el espacio habilitado para insertar la tarjeta—, y sobre todo, que se tape el teclado con una mano, para evitar que se clone el número.
La operación sigue abierta para tratar de determinar el número de víctimas de esta ola de falsificación de tarjetas y para identificar a los delincuentes que se encargaban de la clonación y de la retirada de dinero con las tarjetas falsas, en una investigación que llevan los Mossos d’Esquadra. Los detenidos, en su mayoría procedentes de Europa del Este, han quedado en libertad con cargos, y se sospecha que trabajaban por encargo, ya que recibían el material preparado para instalarlo en los cajeros y lo entregaban de inmediato a sus superiores.
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