El padre que decapitó a su hija de 18 meses culpa a Satán del hecho
El hombre, que está siendo juzgado en la Audiencia de Girona, argumenta que está poseído y pide ser exorcizado
“Cuando estás poseído, lo que el demonio quiere es un sacrificio. Quiere que le quites la vida a lo que más quieres para quedarse con su alma. Cortarle la cabeza fue un sacrificio”. Así ha justificado Marcelo Ruiz Ospina el haber decapitado a su hija de 18 meses el 11 de noviembre del 2011 en su piso de Girona. La Audiencia de Girona empezó a juzgar ayer por el sistema de jurado a este colombiano de 38 años, que, tras cortar la cabeza de su hija con un cuchillo de cocina, llamó al teléfono de emergencias 112 para confesar lo que había hecho. Durante su declaración, aseguró que tuvo “una posesión demoníaca”, solicitó que se le exorcizara y lamentó que este rito no se le haya aplicado durante los dos años que lleva en prisión.
La vista oral se inició con la audición de la llamada que entre sollozos hizo el acusado al 112 y a los Mossos para alertar de que había matado a su “niña chiquita”. En la llamada también advertía: “Mi otra niña también está aquí, por favor vengan rápido que no me la quiero cargar”. Durante los diez minutos que duraron las escuchas el acusado, llorando, permaneció cabizbajo y con las manos en la cara. Al empezar su declaración se había mostrado calmado y reiteraba por activa y por pasiva, que “fue poseído por Satán”.
Marcelo Ruiz, y su mujer, con la que estuvo casado diez años, llegaron a Girona en el 2007 y en cuatro años sólo trabajó seis meses. Su mujer es médico y trabajaba en una aseguradora médica. El hecho de no trabajar, aseguró, le hacía “sentirse frustrado como hombre”. Tenían además problemas económicos y bebía a escondidas.
Empezó a oír la voz de Satán dos meses antes de los hechos, dijo. Se encerraba en el lavabo a oscuras y oía las voces. El acusado, que se ha confesado “católico y apostólico” atribuyó la entrada del demonio en su vida porque se había alejado “de Dios y de la oración”. Mantuvo que “cuando Satán entra en tu cuerpo y controla tu voluntad no puedes hacer nada”, pero él, precisó, consiguió llamar al teléfono de emergencias 112 porque “la oración permite controlar y aislar la posesión satánica y me permitió salvar a mi otra hija”.
Pese a que indicó a los agentes dónde estaban los dos cuchillos envueltos en una toalla escondidos en un armario, dijo no recordarlo, igual que no recordó nada de cómo mató a la pequeña. El acusado, que no presentaba ni alcohol ni drogas en su cuerpo, atribuyó a un “milagro” de Jesucristo “que no tenga ninguna imagen de mi hija pequeña”. El juicio sigue hoy con declaraciones de agentes de policía y de su exmujer.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.