Detenidas siete personas por la bomba en el burdel Paradise de La Jonquera

Después de meses de investigación, los Mossos d’Esquadra detuvieron ayer siete personas acusadas d estar detrás de la campaña de atentados contra el macroburdel Paradise en La  Jonquera (Alt Empordà) el año pasado. El caso más grave fue la noche del 23 de diciembre, cuando dejaron un vehículo cargado con dinamita (TNT), una mecha y dos bombonas de butano con una mecha de seis metros en el aparcamiento del burdel. Se tuvo que desalojar el local hasta que los TEDAX consiguieron desactivar el artefacto.

La policía catalana sospecha que los siete detenidos son los autores materiales de la colocación del artefacto, pero que actuaban por encargo. Entre los detenidos se encuentra Xavier J. P., que fue investigado por los Mossos por su implicación en un tiroteo el verano del año pasado, en Lloret de Mar, en el que resultó herido Gabriele Biondo,un hombre con vínculos con la mafia, y su hijo de tres años. La madre del niño, que también estaba en el lugar, aseguró a los agentes que sospechaba que uno de los motoristas que les había disparado podía ser Xavier. Entre los detenidos por el caso del Paradise se encuentra también el hermano de este.

Todos los arrestados son de nacionalidad española, menos un ciudadano francés, que podría estar detrás del suministro de la dinamita y los coches robados que se usaron para los atentados, según fuentes policiales.

Los arrestados son viejos conocidos de los Mossos, con diversos antecedentes policiales. La unidad de tráfico de seres humanos de la policía catalana realizó ayer cinco entradas y registros, bajo la dirección del Juzgado de Instrucción número 3 de Figueres, en Blanes, Lloret de Mar, Sant Andreu de Llavaneres y Premià de Mar. Empezaron de madrugada y acabaron pasado el mediodía. El caso se encuentra bajo secreto de sumario.

La noche del 23 de diciembre del año pasado, los detenidos, presuntamente, dejaron un Opel Astra cargado de dinamita a las ocho de la tarde, frente al Paradise. Luego huyeron en un Porsche Cayenne, que había sido robado un año antes en Francia, y lo quemaron en Campmany, municipio cercano al burdel. El producto que usaron para calcinarlo es la principal prueba que hay contra los detenidos. Los acusados tiraron el bote del líquido inflamable, vacío, cerca del vehículo. Los Mossos no hallaron ninguna huella en él, pero pudieron a través del código de barras dar con la tienda en la que lo compraron. En las imágenes de las cámaras de seguridad de la tienda aparecen algunos de los detenidos tras comprar el líquido inflamable, según fuentes policiales.

Once días antes del bombazo en el Paradise hubo otro susto. Dos motoristas lanzaron dos granadas de madrugada. El local estaba cerrado, pero los artefactos impactaron cerca del almacén y de los lavabos, despertando a las mujeres que dormían en el burdel. Los investigadores les atribuyen también ese atentado.

Pero la Operación Rockefeller —en un juego de palabras entre el nombre del dueño del burdel, José Moreno, nombre igual al del conocido ventrílocuo y uno de sus muñecos— no ha llegado hasta el final. Los agentes por ahora no han logrado dar con el autor intelectual de los atentados, que presuntamente habría contratado a los detenidos. Y eso que durante meses han tenido intervenidos los teléfonos de los acusados, pero estos tomaban medidas de precaución, cambiando constantemente de número de teléfono.

Las campañas de acoso al Paradise provocaron una bajada de la clientela. Incluso la noche de Fin de Año recibió un falso aviso de bomba. Su dueño, José Moreno, lo atribuyó todo a una operación de la competencia, que veía como el nuevo local les había dejado casi sin clientes. Algo que hasta el momento está todavía por demostrar.