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La huelga de basuras en El Coronil: a los 34 días llegó el riesgo sanitario

El paro de los trabajadores de limpieza del pequeño municipio sevillano se prolongó 71 días Jerez recurrió a la empresa pública Tragsa para retirar las 3.000 toneladas de basura

ANTONIO J. MORA
Basura acumulada en El Coronil, en una imagen cedida por el Ayuntamiento.
Basura acumulada en El Coronil, en una imagen cedida por el Ayuntamiento.

El Coronil es un pequeño municipio sevillano de unos 5.100 habitantes. La suspensión de una bolsa de empleo asociada al servicio de recogida de basura fue el germen que desencadenó, a principios de este año, una huelga entre sus trabajadores que se prolongaría durante 71 días. A los 34 días del paro, las calles de la localidad acumulaban 400 toneladas de basura. Fue entonces, cuando la Consejería de Salud y Bienestar Social de la Junta decretó el estado de riesgo sanitario en todo el municipio –una semana antes ya lo había establecido en diferentes puntos de la localidad–. De las huelgas en los servicios de recogida de basura y de limpieza viaria ocurridas en el último año en Andalucía –en Madrid solo afecta al segundo servicio-, solo en la de El Coronil se llegó a este extremo. En el resto, las negociaciones para desbloquearlas se trufaban con las amenazas de Ayuntamientos como el de Sevilla o Granada de contratar a compañías externas o, incluso, con recurrir por decisión propia a la empresa pública Tragsa (participada por el Estado), como ocurrió en Jerez (Cádiz).

Si tengo que esperar a que la Junta mueva un dedo, nos comen las ratas”, aseguró la alcaldesa de Jerez

Tras 17 días de huelga –la protesta se prolongaría tres jornadas más-, la alcaldesa de Jerez, María José García Pelayo (PP), decidió tomar cartas en el asunto más allá de las negociaciones con los trabajadores. “Si tengo que esperar a que la Junta mueva un dedo, nos comen las ratas”, aseguró la regidora. Bajo este argumento, la popular contrató los servicios de Tragsa sin contar con una resolución judicial ni un informe de Salud que determinara problemas de insalubridad en el municipio. Para la retirada de las 3.300 toneladas de basura que se acumularon en las calles jerezanas, los trabajadores fueron escoltados por cuatro furgones de la policía y por más de una veintena de agentes. “Cada vez que las máquinas levantan la basura, salen ratas como gatos”, relató la alcaldesa hace ahora casi un año. En el caso de El Coronil, donde Tragsa asumió también los servicios mínimos, fue un centenar de guardias civiles los que velaron para no se produjera ningún tipo de incidente durante los trabajos de recogida.

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La huelga de basura de El Coronil coincidió en el tiempo con la de los trabajadores de Lipasam, la empresa de recogida de residuos y limpieza viaria de Sevilla. Su protesta se prolongó durante 11 días y las calles de la capital llegaron a acumular más de 7.000 toneladas. Pese a las reiteradas peticiones del equipo de Gobierno, encabezado por Juan Ignacio Zoido (PP), de que Salud decretase el estado de riesgo para la salud de las personas, la Junta aseguraba que no existía tal amenaza. El proceso de negociación se enconó hasta tal punto que el Ayuntamiento amenazó a los trabajadores con recurrir a una empresa externa para que recogiera la basura. De manera parecida, actuó el alcalde de Granada, José Torres Hurtado (PP) durante una huelga de 13 días que dejaría en la ciudad de la Alhambra 2.300 toneladas. Torres Hurtado aseguró que llegado el momento acudiría a Tragsa.

Pero en Jerez, otra huelga ya había encendido semanas antes las alertas sanitarias: la de las trabajadoras del servicio de limpieza de las escuelas públicas. Tras ocho días de protesta, el Gobierno autónomo ordenó el cierre de 75 clases por la falta de salubridad en una quincena de centros y obligó a que se incrementen los servicios mínimos en los colegios. El cierre afectó a 1.875 alumnos.

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Sobre la firma

ANTONIO J. MORA
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Fue redactor en la delegación en Andalucía durante más de seis años y, actualmente, es portadista web. Licenciado en Periodismo por la Universidad de Málaga y Máster de periodismo de EL PAÍS, también trabajó en Diario Sur e Infolocalia. En 2009, ganó el premio nacional Alma de Periodista.

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