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Románico bajo la mirada de Tàpies

El MNAC explica su colección de arte medieval con un testimonio del artista sobre su particular visión en un fragmento de la película ‘Art a Català’

José Ángel Montañés
Un grupo de niños escucha las explicaciones de la obra de Tápies “Pintura románica i barretina”.
Un grupo de niños escucha las explicaciones de la obra de Tápies “Pintura románica i barretina”.ALBERT GARCÍA

Sorprende ver obras de Antoni Tàpies en una de las salas del Museo Nacional de Arte de Catalunya (MNAC). Pero menos que sea en las de arte románico, junto a las pinturas murales, las tallas de madera o los frontales de altar del Pirineo, que tanto fascinaron e influyeron en el artista. Lo hace de la mano del director Pere Portabella, en un fragmento Art a Català, la película de 1992 en la que Tàpies explica su visión del arte medieval y lo mucho que estuvo presente este periodo en su obra inconformista y en la de algunos artistas de su generación. La intervención Visita al románico. En compañía de Antoni Tàpies que estará abierta en el MNAC hasta abril, se ha planteado como un itinerario para comprobar cómo el románico subyace en su formación, a la vez que permite ver con otros ojos las obras medievales del gran museo.

Son pocas piezas, pero están colocadas de forma estratégica para no pasar desapercibidas. “Hemos dejado hablar al propio Tàpies a través de su pensamiento y sus palabras”, explica la comisaria Gemma Ylla-Català, conservadora del departamento de arte románico del museo. Por eso, han colocado junto a las obras unas tablillas con los textos del pintor.

“La pintura románica posee esa magia, ese don que tanto me gusta y que casi consiste en aterrorizar al espectador. Las imágenes de este arte comunican muy bien el sentido misterioso y sagrado que tenían las cosas”, se puede leer junto al Cristo en Majestad (que no Pantocrátor) de Sant Climent.

Y así hasta en seis ocasiones. Como junto a la virgen de madera policromada del siglo XII del Santa Maria de Ovarra, propiedad del artista, que se conserva mutilada de brazos y piernas para ser vestida, seguramente durante el siglo XVIII. Se expone junto a la talla otra imagen mariana, la de Gósol, que es posible viera Picasso en 1906, durante su estancia en esta localidad, y en la que se pueden reconocer rasgos de algunas obras del malagueño.

Las pinturas, las tallas

A Tàpies se le vuelve a ver en la sala de Santa Maria de Taüll. Junto a estas magníficas pinturas, siempre un paso más abajo que las de Sant Climent, el fotógrafo Català Roca captó al llamado Grupo de Taüll en 1955. A escala 1:1 y en un rojo chillón se han reproducido las siluetas de los artistas Marc Aleu, Modest Cuixart, Josep Guinovart, Jordi Mercadé, Jaume Muxart, Antoni Tàpies y Joan Josep Tharrat en actitud desafiante. “Eran jóvenes artistas que querían reivindicar la modernidad y lo hacían fotografiándose junto a pinturas románicas”, destaca Ylla-Català. “En la ruptura con la pintura académica fue esencial el redescubrimiento del juego de formas y colores que plantea el arte románico”, señala el artista en otro de sus textos.

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El colofón del recorrido lo pone una de las obras que refleja, de forma gráfica, la influencia de lo románico en Tàpies. En 1971 creó Pintura romànica i barretina, una obra que siempre ha estado en el ámbito de la familia Tàpies (y desde 2012 era propiedad de Miquel Tàpies, fallecido apenas tres semanas). Sobre un muro arrancado de pintura el artista ató, literalmente, con una cuerda una barretina.

La pintura es, según Ylla-Català, una pintura original y no un segundo arranque cómo se creía hasta ahora. Además, por el tipo de soporte que se le aplicó se arrancó en la primera época. Los responsables del museo no han querido entrar en la polémica de si la pintura proviene de Sant Climent o de Santa Maria. “Es de una iglesia románica del Pirineo, pero se expone por ser una obra de Tàpies”, explica la comisaria. Llegó a manos de Tàpies a través de un regalo que le hizo su amigo el historiador Josep Gudiol.

Según la crítica del arte Pilar Parcerisas, la persona a la que Tàpies le contó la historia de esta donación, la obra de Tàpies es una pieza “muy lograda porque con tan solo tres elementos, el muro como un objeto encontrado, la cuerda y la barretina, representa las reivindicaciones de los años setenta que tanto le preocupaban. Se ahoga la barretina como se ahogaba a Cataluña”, explica la crítica, que observa plena actualidad en la pintura realizada hace más de 40 años. “Existe un espacio temporal histórico, desde lo antiguo medieval hasta lo contemporáneo, lo duro y lo blando. Es una pieza con mucho impacto, que no puede estar en ninguna clasificación, es muy simbólica, por eso no me extraña que pertenezca a su colección privada”.

 En 1973 Tàpies volvió a repetir la experiencia. En otra pintura original románica creó El foll (El loco) dedicada a Ramon Llull, una obra que perteneció, hasta su fallecimiento en 2012, a la colección privada de Tàpies.

 

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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