Feijóo alega que buscar adjudicaciones a Marcial Dorado “colapsaría” la Xunta
Argumenta que niega informaciones al Parlamento porque resulta muy caro reunirlas
En aquellos días airados de la oposición, cuando el ahora presidente de la Xunta se batía para regenerar la democracia en la Galicia controlada por el bipartito, el PP no pasaba ni una a la hora de exigir información al Gobierno. Alberto Núñez Feijóo mandó incluso a sus diputados que se presentaran en la sede de la Xunta y exigieran su derecho —consagrado por el Reglamento del Parlamento— a revisar los expedientes públicos. Parlamentarios populares se pasaron días rastreando facturas en la Consellería de Cultura hasta descubrir, con gran escándalo, que los fondos públicos habían pagado 400 mojitos servidos durante una recepción organizada por la Xunta de entonces en La Habana. En el departamento de Política Territorial, los diputados del PP también consumieron varios días, con un funcionario a su servicio, dándole vueltas al expediente sobre el concurso para construir la autovía del Barbanza, información que luego usaron para presentar una fallida querella judicial.
Ahora, ya con el sosiego que infunde el Gobierno, Feijóo lleva meses ocultando expedientes que le ha solicitado la actual oposición. Los socialistas, que incluso han amenazado con acudir al Tribunal Constitucional, aseguran que solo ellos tienen 151 peticiones de información sin atender. Desde la atalaya gubernamental, Feijóo ve ahora las cosas de manera bien distinta. Si le hace caso a todas las peticiones de información de los grupos opositores, “se colapsaría la Administración”, alegó ayer el presidente en la rueda de prensa posterior al Consello de la Xunta. Y además, añadió, buscar todos esos expedientes sería muy oneroso para las arcas públicas, tanto que “si se conociese el coste, pondría sonrojado a algún diputado de la oposición”.
Hay documentos que fueron pedidos hace más de un año, como el informe de la Asesoría Jurídica de la Xunta que, según el Gobierno, validó la legalización masiva de viviendas en Barreiros o los expedientes sobre las relaciones de la Administración con la petrolera mexicana Pemex. Desde el pasado abril, la oposición también espera a que se le permita acceder a los contratos de los hospitales públicos en los años noventa para comprobar si hubo alguna relación comercial con empresas del contrabandista Marcial Dorado, en aquella época compañero de vacaciones y fiestas familiares de Feijóo, a la sazón director del Sergas. Y desde antes del verano, la Xunta tampoco ha contestado a una solicitud del PSdeG para que le informe de las obras adjudicadas a empresas que figuran en los papeles de Bárcenas como donantes opacos del PP gallego.
Pese al gran retraso acumulado, Feijóo prometió que la información será entregada “a la mayor brevedad posible”. Siempre, claro está, que los documentos solicitados “existan” y su búsqueda no “colapse” el servicio público. Los contratos de los hospitales en la época de los viajes con Dorado entran en esta última categoría. No porque no existan, matizó el presidente — hace meses llegó a asegurar en el Parlamento que habían sido destruidos— sino porque “pedir las contrataciones de 20 años del Sergas es un disparate”. Lo que reclama la oposición es que se le dé acceso a los contratos comerciales de los hospitales entre los años 1993 y 2003. Feijóo sí se comprometió a informar de las adjudicaciones a empresas señaladas por Bárcenas como supuestas donantes del PP. “Se remitirá incluso la información que no solicitan”, enfatizó el jefe del Ejecutivo, quien sostuvo que desde que está en la Xunta se han contestado a más peticiones de información que “en todos los Gobiernos anteriores”.
Por lo que ya no va a pasar Feijóo es por dar explicaciones personalmente ante la Cámara sobre las sospechas que rodean el mecanismo de financiación de su partido. “Todo eso se está ventilando en el ámbito judicial”, argumentó. Y mucho menos quiere entrar en las últimas revelaciones del exsecretario de Organización del PP gallego Pablo Crespo, quien aseguró en La Sexta que el partido se financió en la época de Fraga con donativos ilegales y que él mismo repartió sobresueldos entre los dirigentes. “Como ya he dicho muchas veces”, explicó Feijóo, “en esa época [finales de los años noventa] yo ni siquiera militaba en el PP gallego”.
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