“Hemos tenido que reducirlo por la fuerza en el suelo”
Reproducción de parte de las llamadas entre los ‘mossos’ y la sala de mando en la detención del empresario Benítez
“Hemos venido aquí. Entonces el loco este, que ha agredido a la víctima y a los dos compañeros, se ha desmayado aquí. Vale. Parecía que estuviese 60 [en argot policial, significa persona muerta] pero no, está bien ahora”. Esa es parte de la conversación que el jefe de la patrulla implicada en la reducción de Juan Andrés Benítez, el empresario que murió el 6 de octubre tras ser detenido por los Mossos en el Raval de Barcelona, mantuvo con el jefe de la sala de mando de los Mossos.
La transcripción de esas conversaciones, a la que ha tenido acceso EL PAÍS, revela los momentos de tensión durante la detención de Benítez, violentamente reducido por ocho agentes en la calle de Aurora.
La conversación entre el jefe del equipo y la sala de mando se produce a las 23.05 horas, cuando la intervención policial ya se ha producido. En un lenguaje coloquial, que mezcla catalán y castellano sin criterio aparente, el policía sobre el terreno añade: “Aquí toda la gente, pues cuenta centenares de personas, llamándonos asesinos y tirándonos cosas. O sea el tema era bastante jodido. Ahora mismo se ha calmado, pero como se ponga algún subnormal a gritar asesinos, nos vuelven a liar el pollo. Por eso quería tropic [de nuevo en argot policial, refuerzos con material antidisturbios], por si las moscas”. El jefe de turno le responde que el envío de refuerzos es complicado por otro dispositivo: “El tema es que están todos en el fútbol. Y otros en Sarrià controlando accesos y tal, pero bueno”. “Ahora mismo lo tenemos todo controlado, pero como alguno se ponga a hacer el imbécil...”, reitera el mosso que está en el lugar de los hechos.
Otra de las conversaciones también explicita la impresión que los agentes tuvieron de los hechos aquella noche. Un patrulla identifica a la “víctima”. En este caso, no se refiere a Benítez, sino al hombre con el que este acaba de pelear por motivos poco claros: el marroquí El Yazid A., por ahora único imputado por la muerte del empresario, ya que admitió haberle propinado algunos golpes en defensa propia.
“Este señor tiene una herida en la cabeza, provocada por 70 [Benítez] también por el tema de la pelea”. El mando le pide en la conversación un resumen de lo sucedido y el patrullero responde: “Mire, hemos llegado aquí a intervenir en una pelea, donde una de las partes estaba bastante puesta por las drogas”. Según los atestados policiales, Benítez actuó aquella noche bajo los efectos del alcohol, aunque las pruebas toxicológicas aún no se han aportado a la investigación. “Al ver la presencia de los agentes, se ha identificado, pero en un momento dado ha empezado a correr. La agente 17432 le ha llamado la atención y este hombre, literalmente, le ha saltado al cuello a la compañera. Hemos tenido que reducirlo por la fuerza en el suelo”.
El jefe policial insiste entonces en saber qué le ha hecho Benítez a la mossa, y el agente insiste: “Le ha saltado al cuello, le ha cogido de los pelos, y le ha cogido del cuello y los tres agentes actuantes que había le han tenido que tirar a este chico junto con la compañera al suelo (...) Los cuatro agentes tienen lesiones”. Ese es uno de los episodios más controvertidos del caso Raval, porque el incidente con la mossa fue el que provocó la violenta reducción de Benítez, que fue filmada por vecinos del Raval. Esas imágenes, que difundió este diario, muestran cómo al menos cuatro policías propinan patadas, puñetazos y rodillazos al empresario, que está en el suelo y grita. El caso es que, según algunos de los testigos que han declarado ante la juez, Benítez no agredió de esa forma a la agente, sino que intentó zafarse de ella.
El Cuerpo Nacional de Policía (CNP), que se hizo cargo del caso por orden judicial, concluye, a partir del visionado de las imágenes, que uno de los mossos propinó cinco puñetazos a Benítez en el lado izquierdo de la cabeza. La cuestión es vital porque la autopsia determinó que el hombre, de 50 años y nacido en Cádiz, murió por los golpes recibidos en la zona “cráneo-facial”. Los testigos reiteran que, tras pelear con el vecino, Benítez apenas tenía lesiones. La reducción policial, en cambio, dejó un enorme charco de sangre. Benítez entró dos veces en parada cardiorrespiratoria en la misma calle de Aurora frente a su casa y murió, la madrugada del día 6 en el hospital.
El consejero de Interior, Ramon Espadaler, ha cuestionado el informe policial y ha sembrado las sospechas sobre el CNP ya que, a su juicio, de las imágenes no puede concluirse que los puñetazos fueran a la cabeza. Los agentes implicados siguen patrullando en Ciutat Vella e Interior se reserva abrirles un expediente en caso de que sean imputados. Una circunstancia que, según fuentes judiciales, se producirá en los próximos días.
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