Grietas con vistas al mar Mediterráneo
400 familias de una urbanización de Almuñécar sientan en el banquillo a los constructores
Ignacio Martín se asoma a la terraza y contempla unas maravillosas vistas de la bahía de La Herradura, en Almuñécar (Granada). Pero se da la vuelta y solo ve grietas. Su vivienda, literalmente, se cae: “Vinimos en busca del paraíso y nos encontramos un infierno”, sentencia. Su casa es una de las 416 que forman la urbanización Cármenes del Mar, en el paraje de Cerro Gordo, conocido entre los lugareños como “el cerro que se mueve”.
La urbanización se levantó a finales de los años noventa sobre las laderas del cerro y en los primeros años de la década pasada se entregaron las viviendas, que se vendieron sobre plano, como era habitual en pleno auge del ladrillo.
“A los dos años, cuando aún se estaban entregando viviendas, empezaron los problemas”, cuenta Martín. Aceras que se levantaban, grietas en las paredes, en los muros de separación de las casas...
Una de las viviendas afectadas ha tenido que ser demolida porque se estaba cayendo, otras cinco tienen orden de derrumbe; más de una decena, de desalojo; y del resto, la mayoría tiene grietas y desperfectos por los movimientos de las laderas. “Cualquier día puede ocurrir una desgracia”, advierte Martín.
Los propietarios de la urbanización han sentado en el banquillo a los implicados en su construcción: los responsables del estudio geotécnico, ingenieros, arquitectos y la constructora, Cerro Gordo SL, de la empresa granadina Comarex. Tras la primera sesión del juicio oral, hace 10 días, la juez ordenó conceder dos semanas a las partes para que intentasen llegar a un acuerdo. Los vecinos no confían en ello.
Una vivienda ha tenido que ser demolida porque se estaba cayendo
Ricardo López, portavoz de los propietarios, asegura que los Cármenes del Mar es “el mayor ejemplo de pelotazo urbanístico, de cómo se hicieron las cosas durante el auge del ladrillo”. Al igual que Martín, es madrileño y vino a la urbanización de La Herradura huyendo del estrés de la capital. La oferta era jugosa: casas de 120.000 euros con vistas espectaculares a la playa de La Herradura de Almuñécar.
López recuerda que cuando aparecieron las primeras grietas “la disposición de la constructora era buena, inmediatamente hacían los arreglos, pues estaban entregando casas”. Este periódico ha intentado, sin éxito, obtener la versión de Comarex.
Los vecinos encargaron después un estudio al catedrático de Ingeniería Civil de la Universidad de Granada José Chacón, que determinó en un informe realizado en 2008 que las técnicas usadas en la construcción no eran las adecuadas para el inestable terreno en el que se asentaba. Los vecinos aseguran que las Administraciones, tanto el Ayuntamiento de Almuñécar como la Junta de Andalucía, conocían los problemas del terreno.
El coste de estabilizar las laderas mediante muros de contención y la reparación de las viviendas oscila entre los 15 millones de euros calculados por los técnicos contratados por los vecinos y los 25 millones que estiman los del Ayuntamiento de Almuñécar.
“Y los seguros de la constructora y demás profesionales que han intervenido en la urbanización apenas cubren cinco millones”, dice el portavoz vecinal.
La alcaldesa de Almuñécar, Trinidad Herrera, del Partido Popular, apoya a los vecinos, pero añade que el Ayuntamiento “no tiene los medios técnicos ni económicos” para acometer las reparaciones y reclama que lo haga la Junta de Andalucía. El Gobierno autonómo de Andalucía afirma que “no puede actuar, porque no es su competencia”. Mientras tanto, el cerro sigue moviéndose y la urbanización sigue deteriorándose aún más.
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